
30 de mayo de 2025 a las 09:15
El miedo del PAN: ¿perder Querétaro?
La incertidumbre se cierne sobre el PAN en Querétaro. Tras 25 años de dominio electoral, el partido se enfrenta a una encrucijada de cara a las elecciones de 2027. El ambiente festivo de la reciente reunión de activistas contrasta con la palpable preocupación que se respira en las filas panistas. Las bardas y la publicidad omnipresentes, promoviendo a diversos aspirantes a la gubernatura, revelan no una estrategia sólida, sino una desesperación por encontrar una figura que pueda competir con la fuerza emergente de Morena. La falta de una candidatura consolidada, con liderazgo propio y no solo amparada en la marca del partido, es evidente.
Las acciones desesperadas, como la proliferación de bardas pintadas con nombres de aspirantes que niegan su autoría, rozan lo grotesco. Se pretende engañar al electorado queretano con la absurda idea de que estas manifestaciones de apoyo surgen espontáneamente, como por arte de magia. Del mismo modo, las brigadas que reparten publicidad casa por casa parecen operar en la clandestinidad, sin un responsable que las respalde. Estas tácticas no solo desafían la legalidad y la ética, sino que subestiman la inteligencia de los ciudadanos.
A la falta de un candidato fuerte se suma la división interna. Figuras clave como el gobernador Mauricio Kuri, el exgobernador Francisco Domínguez e incluso el senador Ricardo Anaya, ausente del escenario estatal, intervienen en la contienda, apuntalando o vetando a los posibles contendientes. Este forcejeo interno debilita aún más al partido y dificulta la construcción de una estrategia unificada para las próximas elecciones.
Las prisas, los constantes llamados a la unidad y las inusuales declaraciones del gobernador Kuri, instando a los nuevos residentes a no votar por Morena, son síntomas de la creciente preocupación panista. El mal humor social y, sobre todo, las encuestas internas –esas que se realizan para conocer la realidad, no para publicarse–, parecen haber encendido las alarmas en el partido. La reacción de la dirigencia nacional de Morena, incluyendo a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien calificó las declaraciones de Kuri como "no muy afortunadas", confirma la relevancia de estas señales.
Las cifras electorales recientes pintan un panorama complejo para el PAN. En las dos últimas elecciones presidenciales, Morena se alzó con la victoria en Querétaro. Primero Andrés Manuel López Obrador, y luego Claudia Sheinbaum, superaron a los candidatos del PAN (y sus aliados) con márgenes significativos. Incluso la maquinaria electoral local del PAN, combinada con la del PRI, no pudo frenar el avance de Morena en 2024. En las elecciones legislativas del mismo año, Morena y sus aliados obtuvieron la mayoría de las diputaciones locales y federales, además de un número significativo de alcaldías.
Este avance de Morena se debe, en parte, al éxito de los programas sociales del Gobierno Federal, que han logrado conectar con un sector importante de la población queretana. A esto se suma el desgaste del PAN, que tras años de gobierno ha mostrado falencias en temas cruciales para la ciudadanía. El electorado queretano, además, es dinámico y crece a un ritmo acelerado, lo que genera cambios en las tendencias de voto y favorece las expectativas de Morena.
Todo parece indicar que las elecciones de 2027 serán un punto de inflexión en el Bajío, una región históricamente reticente a la izquierda. El desgaste de los gobiernos panistas, el arraigo de los programas sociales de Morena y la evolución del electorado crean un escenario propicio para la alternancia. El temor del PAN es justificado: los números, las tendencias y el contexto político apuntan a una posibilidad real de que Morena conquiste Querétaro, un bastión que hasta hace poco parecía inexpugnable. El fantasma de la derrota recorre las filas panistas, y la incertidumbre sobre el futuro político del estado se acentúa a medida que se acerca 2027.
Fuente: El Heraldo de México