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30 de mayo de 2025 a las 05:15
Descubre el mejor menudo en CDMX
El menudo, ese elixir dominical que cura las penas del sábado noche y reúne a las familias alrededor de un humeante manjar, es mucho más que un simple plato. Es una tradición, una herencia culinaria que se debate entre el norte, el centro y el occidente de México, cada región reclamando su autoría con orgullo. Desde el vibrante caldo rojo del norte hasta el mondongo kabic yucateco, con su toque cítrico y especiado de achiote y naranja agria, la pancita se reinventa y se adapta a los gustos locales, demostrando la riqueza y versatilidad de la gastronomía mexicana.
Pero más allá de su origen geográfico, lo que verdaderamente une a los amantes del menudo es el ritual de su preparación y degustación. El lento cocimiento de la panza de res, transformando su textura en una caricia aterciopelada, la alquimia de chiles y especias que dan vida al caldo, ese aroma inconfundible que se expande por la cocina anunciando un festín inminente. Y qué decir de los acompañantes, esa sinfonía de sabores que cada comensal orquesta a su gusto: la cebolla picada, fresca y punzante, el orégano que aporta su toque terroso, el limón que despierta las papilas gustativas y el chile de árbol, seco y quebradizo, que enciende el paladar con su picor.
Porque el menudo no se come, se disfruta. Se saborea con lentitud, se comparte con los seres queridos, se convierte en la excusa perfecta para una larga sobremesa llena de risas y anécdotas. Es un plato que reconforta el cuerpo y el alma, un símbolo de identidad culinaria que trasciende generaciones.
Y en la Ciudad de México, ese crisol de sabores donde convergen todas las regiones del país, el menudo encuentra un escenario privilegiado. Desde los puestos callejeros que perfuman las esquinas con su aroma embriagador hasta los restaurantes tradicionales que guardan celosamente las recetas de la abuela, la capital ofrece un verdadero peregrinaje para los amantes de la pancita.
Menudería Lindo Michoacán, Rica Pancita Anita, Pancita Don Miguel, Pancita Rebe, La Pancita D' Mundo… cada nombre evoca una experiencia única, una sazón particular, un secreto culinario que se transmite de generación en generación. Recorrer estos santuarios del menudo es adentrarse en el corazón mismo de la tradición culinaria mexicana, descubrir la pasión y el dedicación que se esconden detrás de cada plato.
No se trata solo de saciar el apetito, sino de vivir una experiencia sensorial completa. Desde el primer sorbo, el caldo caliente invade el paladar con su sabor intenso y reconfortante. La textura suave de la pancita se deshace en la boca, liberando una explosión de sabores que se complementan a la perfección con los acompañamientos. Cada cucharada es un viaje al pasado, un recordatorio de los sabores de la infancia, de las reuniones familiares, de la esencia misma de la cocina mexicana.
Así que, la próxima vez que el antojo de un buen menudo te llame, no lo dudes. Emprende tu propia aventura gastronómica y descubre la magia que se esconde en cada uno de estos rincones culinarios de la Ciudad de México. Deja que el aroma te guíe, que el sabor te conquiste y que la tradición te envuelva en un abrazo cálido y reconfortante. Porque el menudo, más que un plato, es una experiencia que se vive con los cinco sentidos.
Fuente: El Heraldo de México