La sombra de la incertidumbre se cierne sobre el comercio capitalino. Quince mil millones de pesos. Esa es la cifra, casi inimaginable, que Gerardo Cleto, Presidente de Concomercio Pequeño, estima como el costo de las pérdidas económicas generadas por las recientes protestas de la CNTE. Dos semanas que han puesto en jaque a miles de negocios, asfixiándolos con la ausencia total de ventas. “Es imposible mantener la operación de los negocios cuando las ventas son 0”, una frase lapidaria que resume la desesperación de un sector que se siente ahogado por la coyuntura.

El corazón comercial de la Ciudad de México, otrora vibrante y bullicioso, se ha convertido en un escenario de calles desiertas y cortinas metálicas bajadas. El Zócalo, epicentro de la actividad económica, se encuentra prácticamente paralizado. Las arterias principales, como Madero, 5 de Mayo, Avenida 20 de Noviembre, Corregidora y 5 de Noviembre, sufren una hemorragia económica constante. Locales que habitualmente rebosan de clientes ahora lucen vacíos, testimonios silenciosos de una crisis que se agudiza con cada día que pasa.

La voz de Cleto, resonando en las ondas de El Heraldo Radio durante su entrevista con Sergio Sarmiento y Lupita Juárez, transmite la impotencia de un sector que se siente abandonado. "¿Parece que no hay autoridad que pueda implementar protocolos para contener este nivel de afectaciones?", cuestiona, dejando entrever la frustración que se respira en el ambiente. La falta de una respuesta contundente por parte de las autoridades agranda la herida y alimenta la sensación de desamparo.

La onda expansiva de las protestas se propaga mucho más allá del Zócalo. El impacto económico se extiende a un radio de hasta 10 kilómetros, afectando a cerca de 170 mil trabajadores, según estimaciones de Concomercio Pequeño. Aunque el plantón se concentra en el Centro Histórico, los cierres viales intermitentes en distintos puntos de la ciudad, como el ocurrido hace ocho días en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, añaden un componente de caos e imprevisibilidad que agrava aún más la situación.

La exigencia de Cleto, respaldada por diversas organizaciones, es clara y contundente: se necesita una mayor firmeza por parte de las autoridades para evitar que estas afectaciones sigan ocurriendo. Se demanda una acción decidida que proteja al comercio, motor económico de la ciudad, y a los miles de trabajadores que dependen de él. El futuro del comercio capitalino pende de un hilo, y la respuesta de las autoridades será crucial para determinar si se recupera o se sume en una crisis aún más profunda. La pregunta que queda en el aire es: ¿quién escuchará el clamor de un sector al borde del colapso?