
30 de mayo de 2025 a las 04:00
Brutal agresión acaba con la vida de chofer en Guadalajara
La tragedia que se vivió el pasado 15 de mayo en una unidad de la ruta T-11 ha conmocionado a la sociedad guadalajarense y puesto en evidencia la vulnerabilidad de los operadores del transporte público. Un simple fallo mecánico se convirtió en el detonante de una agresión brutal que terminó costándole la vida a un trabajador que simplemente cumplía con su deber. La indignación crece al conocerse los detalles del suceso y la aparente impunidad con la que el agresor se desenvolvió tras el ataque.
La mañana comenzaba como cualquier otra para el conductor de la T-11. Alrededor de las 6:30 am, en la concurrida zona del Mercado de Abastos, una falla mecánica obligó al chofer a detener la marcha. Siguiendo el protocolo, solicitó apoyo a otra unidad para trasladar a los pasajeros y evitar mayores inconvenientes. Un acto de responsabilidad que, lamentablemente, sería el preludio de una tragedia.
Mientras el chofer gestionaba el relevo, la impaciencia de uno de los pasajeros se desbordó. Lejos de comprender la situación, este individuo, identificado posteriormente como elemento de seguridad privada de la empresa "CAHERENGO Seguridad Privada S.A de C.V.", comenzó a increpar al conductor con gritos y amenazas, exigiendo que continuara la marcha. La justificación: llegaba tarde a su trabajo. Una excusa que, a la luz de los hechos, resulta escalofriantemente trivial.
La verbalización de la frustración del pasajero pronto escaló a la violencia física. Los golpes comenzaron a llover sobre el indefenso chofer, culminando con un brutal impacto en la cabeza propinado con un termo metálico que el agresor portaba en su mochila. La fuerza del golpe fue tal que dejó al conductor inconsciente, aferrado al volante solo por el cinturón de seguridad.
Testigos presenciales del ataque, dos pasajeros que viajaban en la unidad, optaron por la omisión y el silencio. Sin prestar auxilio ni alertar a las autoridades, abandonaron el camión por la puerta trasera, dejando al chofer a su suerte. Un acto de indiferencia que nos obliga a reflexionar sobre la solidaridad y la responsabilidad ciudadana.
Cinco largos minutos transcurrieron hasta la llegada de la unidad de relevo. Fue entonces cuando finalmente se solicitó la asistencia médica. El conductor, gravemente herido, fue trasladado a la Clínica 180 del Instituto Mexicano del Seguro Social, donde, a pesar de los esfuerzos médicos, perdió la batalla por su vida.
La divulgación del video captado por la cámara de seguridad del camión ha generado una ola de indignación en la sociedad. Las imágenes, crudas y contundentes, muestran la brutalidad de la agresión y la pasividad de los testigos. La identificación del agresor ha añadido un nuevo elemento de controversia: ¿cómo es posible que una persona encargada de la seguridad sea capaz de semejante acto de violencia?
La escueta respuesta de la empresa "CAHERENGO Seguridad Privada S.A de C.V.", lamentando el incidente, ha sido recibida con críticas y calificada como insuficiente. Concesionarios y conductores del transporte público exigen justicia y se han unido en la demanda de la pronta detención del agresor. Este caso, que ha trascendido las páginas de sucesos, se convierte en un llamado urgente a la reflexión sobre la seguridad de los trabajadores del transporte público, la necesidad de protocolos de actuación ante situaciones de emergencia y, sobre todo, la importancia de la empatía y el respeto en la convivencia ciudadana. ¿Hasta cuándo seguiremos tolerando la violencia como respuesta a la frustración? ¿Qué medidas se implementarán para garantizar la seguridad de quienes día a día nos transportan por la ciudad? Estas son las preguntas que resuenan en la mente de una sociedad conmocionada por la tragedia.
Fuente: El Heraldo de México