En el torbellino político que a menudo envuelve la gestión pública, la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, ha alzado la voz para defender la integridad de los procesos de auditoría y rechazar su utilización como instrumentos de ataque político. Sus declaraciones, publicadas a través de su cuenta en la plataforma X, resuenan con la postura de la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, generando un debate crucial sobre la transparencia y la justicia en la administración pública.

López Rodríguez no se limitó a expresar su acuerdo con la mandataria nacional, sino que fue más allá, argumentando con vehemencia que la fiscalización debe ser un mecanismo objetivo y alejado de cualquier sesgo partidista. "La transparencia no debe tener color partidista", afirmó, subrayando la importancia de que los procesos técnicos se resuelvan con apego a la ley y ante las instancias competentes, en lugar de recurrir a "linchamientos mediáticos" que socavan la confianza ciudadana.

La alcaldesa porteña, conocida por su estilo directo y franco, insistió en que desde Acapulco no se permitirá que la fiscalización se convierta en un instrumento de persecución política. Sus palabras, "si hay una falta, que se subsane; si no, que se respete el trabajo honesto", reflejan la convicción de que la rendición de cuentas debe ser un proceso constructivo, orientado a mejorar la gestión pública y no a desprestigiar a los servidores públicos.

En un contexto político a menudo polarizado, la postura de López Rodríguez adquiere una relevancia particular. Su llamado a la dignidad y al respeto al trabajo honesto resuena con la demanda ciudadana de una política más transparente y ética. La alcaldesa, quien con orgullo afirma "venimos de abajo y gobernamos con la frente en alto", ha dejado claro que no tolerará que la fiscalización se utilice como arma arrojadiza en la arena política.

El debate desatado por las declaraciones de la alcaldesa de Acapulco trasciende el ámbito local. Plantea interrogantes fundamentales sobre el uso político de las auditorías y la necesidad de fortalecer los mecanismos de control y rendición de cuentas. ¿Se utilizan las auditorías como instrumentos de persecución política? ¿Cómo garantizar la imparcialidad y la objetividad en los procesos de fiscalización? ¿Qué papel juegan los medios de comunicación en la construcción de la percepción pública sobre la gestión de los recursos públicos? Estas son algunas de las preguntas que surgen a raíz de la firme postura de Abelina López Rodríguez.

La lucha contra la corrupción y la impunidad exige un compromiso inquebrantable con la transparencia y la legalidad. La fiscalización, como herramienta fundamental para garantizar la correcta administración de los recursos públicos, debe ser un proceso objetivo, imparcial y alejado de cualquier interés político. Las palabras de la alcaldesa de Acapulco nos recuerdan la importancia de defender estos principios y de exigir que la rendición de cuentas sea un ejercicio genuino de transparencia y no una herramienta de persecución política. El futuro de la democracia depende, en gran medida, de la capacidad de las instituciones para garantizar la integridad de los procesos de fiscalización y la confianza ciudadana en la gestión pública.