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30 de mayo de 2025 a las 23:20

Adiós a Nieves Paniagua, guardiana de la tradición

El mundo de la danza folclórica mexicana se encuentra sumido en una profunda tristeza. La partida de Nieves Paniagua Ruiz, una figura icónica en la enseñanza, difusión y profesionalización de esta expresión artística, deja un vacío inmenso en el corazón de la cultura nacional. Su fallecimiento, ocurrido este viernes, ha conmocionado a la comunidad artística, que la recuerda como una maestra excepcional, una visionaria incansable y una apasionada defensora de las tradiciones mexicanas. La Compañía Nacional de Danza Folklórica (CNDF), su creación más preciada, ha expresado su dolor a través de un emotivo mensaje en redes sociales, donde la describen como un legado imborrable para la danza. Las muestras de cariño y respeto se multiplican, provenientes de alumnos, colegas y generaciones enteras de bailarines que tuvieron el privilegio de ser tocados por su sabiduría y su entrega.

La trayectoria de Paniagua Ruiz es un testimonio de su dedicación inclaudicable al arte. Desde sus inicios en la Academia de la Danza Mexicana, demostró un talento innato y una profunda comprensión de la riqueza cultural de México. Su recorrido artístico la llevó a formar parte de prestigiosas agrupaciones como el Ballet de Bellas Artes, el Ballet Waldeen, el Ballet Nacional de México y el Ballet Popular de México, donde brilló con luz propia. En cada escenario, su presencia magnética y su capacidad histriónica cautivaban al público, especialmente en las coreografías de grandes figuras como José Limón, Guillermina Bravo, Ana Mérida y Gloria Contreras. Su formación integral, complementada con estudios en música, danza indígena y bailes mestizos, le permitió abordar el folclor desde una perspectiva holística, enriqueciendo su visión artística y pedagógica.

Más allá de los escenarios, Nieves Paniagua Ruiz desempeñó un papel fundamental en la formación de nuevas generaciones de bailarines. Su labor pedagógica trascendió las aulas, dejando una huella profunda en instituciones como la Academia de la Danza Mexicana y la Escuela Nacional de Danza Folklórica del INBAL. Su compromiso con la educación artística la llevó a colaborar con Eva Sámano de López Mateos en la dirección de la escuela primaria Héroes de la Libertad, y a desarrollar, junto a Soledad Anaya Solórzano, actividades artísticas enfocadas en la danza dentro del sistema de educación básica. Su visión se extendía más allá de las fronteras nacionales, impulsando la difusión de las danzas folclóricas mexicanas a través de las embajadas y participando como jurado en concursos nacionales de danza organizados por el INBA.

La creación de la Compañía Nacional de Danza Folklórica (CNDF) representa la culminación de su visión y su legado más tangible. En 1975, presentó un ambicioso proyecto al entonces secretario de Educación Pública, Víctor Bravo Ahuja, para fundar un ballet folklórico integrado por jóvenes de escuelas técnicas. Con el apoyo de César Uscanga, este sueño se materializó, dando origen al Ballet Folklórico de la Dirección General de Educación Tecnológica Industrial (D.G.E.T.I.). A partir de entonces, la compañía inició un proceso de crecimiento exponencial, llevando la riqueza del folclor mexicano a diversos rincones del país y del mundo. Desde sus primeras giras nacionales hasta sus presentaciones internacionales en Europa y América Latina, la agrupación se consolidó como una embajadora de la cultura mexicana, cosechando reconocimiento y admiración. La culminación de este esfuerzo llegó en 1984, cuando el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) le otorgó el nombre de Compañía Nacional de Danza Folklórica, un merecido homenaje a su calidad artística y su invaluable contribución al patrimonio cultural de México. La partida de Nieves Paniagua Ruiz deja un vacío irreparable, pero su legado perdura en cada paso, en cada movimiento, en cada sonrisa de los bailarines que continúan llevando su pasión y su visión al mundo. Su memoria se mantendrá viva en el vibrante ritmo del folclor mexicano, un testimonio de su amor incondicional por la danza y su dedicación a la cultura de su país.

Fuente: El Heraldo de México