La detención de Alex Marín en Jalisco por presunta trata de personas ha desatado una ola de reacciones, especialmente tras las explosivas declaraciones de su exesposa, Mía Cortés. En una reveladora entrevista, Cortés ha pintado un perturbador retrato de Marín, acusándolo no solo de infidelidad a través de una relación poliamorosa, sino también de sistemático abuso económico y emocional hacia sus parejas.

El testimonio de Cortés, ofrecido en el podcast de Alejandro Villanueva, ha resonado con fuerza en las redes sociales. La influencer relató cómo Marín, inicialmente conforme con su relación, comenzó a incorporar más mujeres a su vida, llegando a tener tres parejas simultáneamente. Según Cortés, la atención y el afecto que Marín mostraba públicamente en redes sociales contrastaban drásticamente con la realidad que vivían en privado: desatención, manipulación y un calculado esquema de aprovechamiento financiero.

Las acusaciones son graves. Cortés afirma que Marín no solo la defraudó económicamente, sino que también robó considerables sumas de dinero a sus otras parejas, Yamileth y Giselle. Se habla de cifras que superan el millón de pesos en el caso de Yamileth y los dos millones en el de Giselle. Cortés misma declara no haber recibido la parte que le correspondía tras el divorcio, a pesar de los acuerdos preestablecidos. "A todas nos robó", afirma con contundencia, subrayando la magnitud del presunto delito.

La influencer también desmiente la narrativa que atribuye su éxito en redes sociales a la influencia de Marín. Asegura que, por el contrario, fue ella quien impulsó la popularidad de su exesposo, quien se habría aprovechado de su imagen y la de sus otras parejas para construir su propia plataforma. "Solo nos usaba para su contenido", denuncia, desmontando la imagen pública de Marín y exponiendo lo que ella describe como una estrategia de manipulación.

La decisión de Cortés de no litigar por sus bienes durante el proceso de divorcio, buscando una separación pacífica, contrasta con el supuesto incumplimiento de Marín de los acuerdos alcanzados. Este hecho refuerza la imagen de un hombre que, según su exesposa, prioriza la avaricia y el control por encima de cualquier compromiso. "Es envidioso, lo quiere todo para él", sentencia Cortés, invitando a la reflexión sobre la dualidad entre la imagen pública y la realidad privada de Alex Marín.

Ahora, con la detención de Marín, estas acusaciones cobran una nueva dimensión. La justicia deberá investigar a fondo las denuncias de Mía Cortés y determinar la veracidad de sus afirmaciones. Mientras tanto, el caso continúa generando debate en la opinión pública, poniendo en relieve la complejidad de las relaciones en la era digital y la importancia de la denuncia ante situaciones de abuso y manipulación. ¿Será este el inicio del desenmascaramiento definitivo de Alex Marín? El tiempo y la justicia lo dirán.