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26 de abril de 2025 a las 05:05

El apellido mexicano al borde de la extinción

El apellido Eguiluz, una joya lingüística en peligro de extinción en México, nos invita a reflexionar sobre la riqueza y fragilidad de nuestro patrimonio cultural. Si bien México es un crisol de apellidos, con millones de personas compartiendo nombres comunes como Hernández, Gómez, Martínez o Herrera, existen tesoros onomásticos al borde de la desaparición. Eguiluz, con tan solo 37 portadores registrados por el INEGI, se encuentra en una situación crítica, a punto de desvanecerse en el vasto panorama demográfico del país.

Esta paradoja resulta aún más intrigante al considerar que Eguiluz es un apellido relativamente común en España, su tierra de origen. ¿Cómo es posible que un apellido florezca en un país y se marchite en otro, a pesar de los lazos históricos que los unen? La respuesta reside en la compleja dinámica de la migración, la adaptación cultural y las decisiones individuales a lo largo de generaciones.

Las escasas 37 personas que portan el apellido Eguiluz en México se convierten en guardianes involuntarios de una herencia lingüística y cultural. Su existencia nos recuerda la importancia de preservar la diversidad, no solo biológica, sino también en el ámbito de los nombres y apellidos que conforman nuestra identidad.

La etimología de Eguiluz nos transporta al fascinante mundo del euskera, una lengua ancestral y aislada, cuyas raíces se pierden en la noche de los tiempos. La combinación de "hegi" o "egi" (ladera) y "luze" (larga) nos revela el significado topográfico de este apellido: "ladera larga". Esta descripción evoca imágenes de paisajes montañosos, de laderas verdes que se extienden hacia el horizonte, un vínculo tangible con la tierra y la naturaleza.

Además de su raíz euskera, Eguiluz también presenta conexiones con el castellano, a través de variantes como "Eiluz" o "Hegiluz", e incluso se le relaciona con "Fernández de Lux". Esta intrincada red de influencias lingüísticas enriquece aún más la historia de este apellido, testimonio de la constante evolución y transformación del lenguaje.

El registro del apellido Eguiluz en México se remonta a mediados del siglo XVIII, una época de cambios y transformaciones en la sociedad novohispana. Se dice que algunos clérigos, en particular aquellos con un destacado rendimiento académico, adoptaban este apellido al graduarse del seminario. Esta práctica, aunque poco común, añade otra capa de significado a la historia de Eguiluz, asociándolo con la educación, la religión y la búsqueda del conocimiento.

La posible desaparición de Eguiluz en México representa una pérdida no solo para las familias que lo portan, sino también para el patrimonio cultural del país. Cada apellido es una pieza de un mosaico que nos cuenta la historia de nuestros antepasados, de sus migraciones, sus oficios y sus sueños. La extinción de un apellido es como la pérdida de una pieza de ese mosaico, un fragmento de nuestra historia que se desvanece para siempre.

Preservar la diversidad de apellidos es una tarea que nos incumbe a todos. Debemos valorar la riqueza que representan estos nombres, investigar sus orígenes, y transmitir su significado a las futuras generaciones. Solo así podremos asegurar que la memoria de nuestros antepasados, codificada en sus apellidos, continúe viva en el tiempo. La desaparición de Eguiluz nos recuerda que la historia no solo se escribe en los libros, sino también en los nombres que llevamos.

Fuente: El Heraldo de México