25 de abril de 2025 a las 06:55
¡Millonario entre lágrimas!
La vida nos presenta a veces ironías dolorosas, momentos en que la alegría y la tristeza se entrelazan de una manera inexplicable. Este es el caso de Liam Carter, un hombre de 34 años residente en Aberdeen, Escocia, quien, inmerso en el profundo dolor por la reciente pérdida de su madre, Anne, de 67 años, se encontró con una inesperada sorpresa: su madre, una asidua jugadora de lotería que nunca había tenido la fortuna de ganar, había finalmente acertado los números ganadores en su último boleto.
Imaginen la escena: Liam, aún con el corazón encogido por la ausencia de su madre, decide, casi por instinto, revisar el último boleto que Anne había comprado. Una corazonada, un impulso, un último vínculo con la persona que ya no estaba. Toma su teléfono, abre la aplicación de la Lotería Nacional y escanea el código de barras. La pantalla se ilumina con un mensaje que le roba el aliento: "Boleto ganador". La incredulidad inicial da paso a una confusión de emociones. La alegría del premio se mezcla con la amargura de la pérdida, creando un torbellino de sentimientos difícil de procesar.
Liam, en una entrevista concedida al diario británico Daily Mail, confesó que se quedó paralizado al teléfono. La noticia, tan inesperada, tan surrealista en medio del duelo, le costaba asimilarla. "No se sentía real", declaró. Años y años viendo a su madre jugar a la lotería sin ningún resultado, y ahora, justo después de su partida, llegaba este premio, equivalente a unos 479 mil pesos.
La historia adquiere un matiz aún más conmovedor al conocer las palabras de Liam sobre la ilusión que su madre siempre tuvo de dejarle una herencia. Anne, con la perseverancia de quien persigue un sueño, compraba boletos semana tras semana, con la esperanza de algún día poder asegurar el futuro de su hijo. "Siempre me decía que si algún día ganaba, me daría el dinero", recuerda Liam con nostalgia.
Aunque Anne no pudo disfrutar de su victoria, Liam siente que este premio es, de alguna manera, un último regalo de su madre, una despedida llena de cariño y previsión. "Aunque sé que no pudo saber sobre este premio, se sintió como si ella lo hubiese dejado para mí. Como un último regalo", concluye Liam, con la voz entrecortada por la emoción. Un regalo inesperado, teñido de tristeza, pero también de un profundo amor materno que trasciende incluso la muerte. Una historia que nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, la vida puede sorprendernos con destellos de luz y esperanza. Un testimonio de la fuerza del vínculo entre una madre y su hijo, un lazo indestructible que ni siquiera la muerte puede romper. Un premio que, más allá de su valor económico, representa el amor incondicional de una madre y la promesa de un futuro mejor para su hijo.
Fuente: El Heraldo de México