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25 de abril de 2025 a las 21:05

México despide al Papa

La presencia de México en el último adiós al Papa Francisco ha sido un gesto cargado de simbolismo y respeto, reflejando la profunda conexión entre nuestro país, mayoritariamente católico, y la Santa Sede. La comitiva encabezada por la Secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, no sólo ha cumplido con el protocolo diplomático, sino que ha transmitido la genuina condolencia del pueblo mexicano, un pueblo que vibró con la sencillez y el mensaje de esperanza del Sumo Pontífice.

La imagen de la Secretaria Rodríguez, junto a Clara Luz Flores, titular de la unidad de asuntos religiosos, y el embajador Alberto Barranco, en la Puerta de la Plegaria de la Basílica de San Pedro, es un testimonio palpable de la importancia de este momento histórico. En un mundo cada vez más secularizado, la figura del Papa Francisco trascendió las barreras religiosas, convirtiéndose en un referente moral para millones de personas, creyentes y no creyentes, que encontraron en sus palabras un llamado a la justicia social, a la fraternidad y a la protección de los más vulnerables.

El viaje a Roma, realizado con la premura que la ocasión demandaba, subraya el compromiso de México con el diálogo interreligioso y la construcción de puentes de entendimiento. La figura del embajador Barranco, experto conocedor de los entresijos vaticanos, ha sido fundamental para facilitar la participación de la delegación mexicana en los actos fúnebres y para asegurar que el mensaje de la Presidenta Sheinbaum llegara con claridad y contundencia.

Más allá de la solemnidad del evento, la presencia de México en el funeral del Papa Francisco abre una ventana de oportunidad para fortalecer los lazos bilaterales con la Santa Sede. En un contexto global complejo, marcado por la incertidumbre y la polarización, la diplomacia vaticana juega un papel crucial en la promoción de la paz y la resolución de conflictos. México, con su tradición de multilateralismo y su compromiso con los derechos humanos, tiene mucho que aportar a este diálogo constructivo.

La figura de Clara Luz Flores, encargada de los asuntos religiosos en el país, cobra especial relevancia en este escenario. Su presencia en Roma no sólo representa un reconocimiento a la importancia del diálogo interreligioso dentro de México, sino también una oportunidad para intercambiar experiencias y mejores prácticas con otras naciones en materia de libertad religiosa y convivencia pacífica.

En definitiva, la participación de México en el último adiós al Papa Francisco ha sido mucho más que un acto protocolario. Ha sido una muestra de respeto, un gesto de solidaridad y una oportunidad para reafirmar el compromiso de nuestro país con los valores universales que el Sumo Pontífice defendió con tanta pasión y convicción. El legado de Francisco, su mensaje de amor y esperanza, seguirá resonando en el corazón de millones de mexicanos, inspirándonos a construir un mundo más justo, más fraterno y más solidario.

Fuente: El Heraldo de México