La sombra de la sospecha se cierne sobre el mundo de la gimnasia en Nuevo León. La detención de Damazo N., entrenador de renombre tanto en el INDE como en su propio gimnasio familiar, ha sacudido a la comunidad deportiva y ha generado una ola de incertidumbre y consternación. Acusado de delitos equiparables a la violación, abuso sexual y acoso, Damazo N. enfrenta ahora la justicia, con un total de 12 denuncias acumuladas en su contra, todas ellas presentadas por alumnas que, valientemente, han decidido alzar la voz.

La noticia, difundida a través de las redes sociales por la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León, ha corrido como la pólvora. La imagen del entrenador, otrora símbolo de disciplina y éxito deportivo, se ve ahora empañada por la gravedad de las acusaciones. La audiencia inicial, programada para este viernes, se ha convertido en el epicentro de la atención pública, un escenario donde la verdad y la justicia buscarán abrirse paso entre las declaraciones y los argumentos legales.

La defensa de Damazo N., argumentando haber tenido acceso a las carpetas de investigación apenas el lunes 21 de abril, solicitó una prórroga para preparar su estrategia. Esta dilación, si bien es un derecho del acusado, añade un componente de tensión a la espera de las familias y de las presuntas víctimas, quienes buscan respuestas y, sobre todo, justicia.

La historia, sin embargo, parece tener un capítulo previo. Según información de la Fiscalía, Damazo N. ya había enfrentado una denuncia similar en el 2015. En aquella ocasión, la parte afectada decidió otorgarle el perdón, lo que llevó al archivo del caso. Este antecedente, ahora bajo la lupa de la opinión pública, plantea interrogantes sobre la posibilidad de que un patrón de conducta haya permanecido oculto durante años, protegido por el silencio y el temor.

El contraste entre la figura pública de Damazo N. y las graves acusaciones que ahora pesan sobre él es estremecedor. Recordemos que el pasado 11 de marzo, a través de un comunicado en sus redes sociales, el entrenador negó categóricamente las imputaciones, defendiendo su inocencia y su trayectoria profesional. Estas declaraciones, sin embargo, se enfrentan ahora a la contundencia de las 12 denuncias presentadas en su contra.

El caso de Damazo N. trasciende el ámbito deportivo. Se convierte en un reflejo de la lucha contra la impunidad, de la importancia de romper el silencio frente al abuso y de la necesidad de que las instituciones garanticen la protección y el acceso a la justicia para las víctimas. La sociedad neoleonesa, y el país entero, observan con atención el desarrollo de este proceso, esperando que la verdad prevalezca y que se haga justicia. El futuro de Damazo N. está en manos de la justicia, pero el impacto de este caso, sin duda, dejará una huella profunda en la comunidad y en la conciencia colectiva.