La repentina partida del Papa Francisco ha desatado una verdadera avalancha de reacciones, desde las más sentidas y respetuosas hasta las más descabelladas y absurdas. Es curioso cómo las redes sociales se convierten en un hervidero de opiniones, un espacio donde la tristeza genuina convive con la especulación desenfrenada y, lamentablemente, con la maledicencia. Recordemos las críticas, a veces feroces, que figuras como Milei lanzaban contra el Pontífice, y que ahora contrastan con sus mensajes de condolencia. ¿Hipocresía? Cada quien que juzgue.

Más allá de la polémica, la vida de Francisco estuvo llena de anécdotas curiosas, como aquella vez que un grupo de jóvenes, con la mejor intención, le obsequió un kimono al estilo del popular anime "Demon Slayer". La imagen del Papa probándose la prenda y posando para la foto dio la vuelta al mundo. Casi como si, en un sentido figurado, él también se enfrentara a sus propios demonios. ¿Y qué decir de la periodista que confundió el papamóvil con el batimóvil? Las redes sociales se inundaron de memes ingeniosos, demostrando una vez más el poder del humor incluso en momentos de solemnidad. O la entrañable bienvenida con un cartel improvisado que decía "Welcome Potato". Un gesto sencillo, quizá con alguna falta ortográfica, pero lleno de cariño y espontaneidad.

Por supuesto, las teorías conspirativas no se hicieron esperar. El mito del "Papa Negro", ya sea en referencia a la sotana jesuita de Francisco o a un futuro sucesor de tez oscura, volvió a circular con fuerza, alimentando la idea de un inminente apocalipsis. ¡Vámonos a Mérida!, dirían algunos, buscando refugio ante el supuesto fin del mundo. Personalmente, me intrigan otros misterios vaticanos. ¿Qué secretos guarda la caja fuerte que solo el Papa puede abrir? ¿Cuáles son las profecías de Fátima que aún no se han revelado? ¿Se conserva la dentadura de algún antiguo Pontífice? Y, por qué no, ¿qué hay de cierto en la leyenda del vampiro que habita en las profundidades del Vaticano? Justo antes de la última hospitalización de Francisco, circularon videos en YouTube sobre un supuesto encuentro con esta criatura sobrenatural. Aunque, pensándolo bien, el único "chupasangre" que lo visitó en su última reunión de Estado fue el enviado de Trump. ¡Qué mello!

Dejando de lado las fantasías, es innegable la censura que sufrió Peña Nieto durante su visita al Vaticano en 2016. Un acuerdo entre la Secretaría del Estado y la cancillería mexicana impidió que el entonces presidente se reuniera con los padres de Ayotzinapa y con víctimas de abusos por parte del clero. Un capítulo oscuro que nos recuerda las sombras del poder. Y qué decir del rumor, ampliamente difundido en redes sociales, que señala a Francisco como masón. Si bien la Iglesia y la masonería han sido históricamente antagonistas, una foto de 2008 muestra al entonces cardenal Bergoglio con la mano derecha sobre el pecho izquierdo, oculta bajo la chaqueta. Un gesto que algunos interpretan como un símbolo masónico, aunque tal vez solo se estaba rascando. En fin, a veces parece que buscamos tres pies al gato. O, como diríamos en México, chichis a las iguanas.

Fernanda Tapia
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