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25 de abril de 2025 a las 19:05

El trágico final de amor de Lupita y Pedro

El fulgor de la Época de Oro del cine mexicano aún resplandece en la memoria colectiva, no solo por las películas icónicas que nos legó, sino también por las vidas apasionadas y a veces trágicas de sus protagonistas. La reciente partida de Lupita Torrentera, a la venerable edad de 93 años, nos invita a revisitar su historia, un relato entrelazado inseparablemente con la figura legendaria de Pedro Infante. Un romance que, como fotograma congelado en el tiempo, perdura en el imaginario popular.

Más allá de los reflectores y la alfombra roja, la vida de Lupita Torrentera estuvo marcada por un amor intenso y clandestino con el ídolo de multitudes. Un amor que, a pesar de su brevedad –apenas seis años, de 1945 a 1951–, dejó una huella imborrable en la vida de ambos, dando fruto a tres hijos: Graciela, quien lamentablemente falleció en su infancia, Pedro y María Guadalupe Infante Torrentera. Seis años que encapsulan la alegría del encuentro, la pasión desbordante y el inevitable dolor de la separación.

La sombra del secreto siempre planeó sobre este romance. Pedro Infante, ya casado con María Luisa León, mantuvo en la clandestinidad su relación con la joven actriz y cantante. Se dice que Lupita desconocía inicialmente el estado civil del "Ídolo de Guamúchil", y que el descubrimiento de la verdad, sumado a las presuntas infidelidades de Infante –entre ellas, su romance con Irma Dorantes–, precipitaron la ruptura.

Sin embargo, el destino, caprichoso y a veces cruel, parecía empeñado en tejer nuevos hilos en esta historia. A pesar de la separación y del nuevo compromiso de Infante con Irma Dorantes, con quien incluso contrajo matrimonio (aunque no legalmente) y tuvo una hija, los rumores de una posible reconciliación entre Lupita y Pedro resonaban en los mentideros de la época. Se dice que el charro cantor buscó a su antiguo amor, intentando reavivar la llama que aún ardía en sus corazones.

Pero el fatídico 15 de abril de 1957 truncó cualquier posibilidad de un reencuentro. El accidente aéreo que cobró la vida de Pedro Infante en Mérida, Yucatán, no solo silenció una de las voces más emblemáticas de México, sino que también congeló para siempre la historia de amor con Lupita Torrentera en un instante de incertidumbre y anhelo. Un anhelo que, como una melodía inconclusa, resuena aún en el recuerdo de quienes vivieron esa época dorada.

La partida de Lupita Torrentera cierra un capítulo en la historia del cine mexicano. Nos deja, sin embargo, un legado de pasión, de lucha y de entrega, un recordatorio de que detrás de las brillantes estrellas de la pantalla, laten corazones con sus propias historias de amor, dolor y esperanza. Historias que, como la suya, merecen ser recordadas y honradas. Y mientras la Época de Oro siga brillando en nuestra memoria, el nombre de Lupita Torrentera, junto al de Pedro Infante, seguirá resonando en el eco de la leyenda.

Fuente: El Heraldo de México