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25 de abril de 2025 a las 09:00

Autobuses en llamas: ¿Qué pasa en Los Cabos?

El miedo se palpa en el aire de Los Cabos. La imagen paradisíaca de playas doradas y aguas cristalinas se ha visto empañada por la sombra de la violencia. En un lapso de apenas doce horas, cuatro autobuses, transportes vitales para la vida cotidiana de los habitantes, han sido reducidos a cenizas en diferentes puntos de este popular destino turístico. La tranquilidad ha sido quebrada, reemplazada por la incertidumbre y la zozobra. ¿Qué está pasando en Los Cabos? ¿Quiénes son los responsables de esta ola de terror?

El reloj marcaba las 8:00 de la mañana del 24 de abril cuando el primer autobús, perteneciente a la compañía Cabo Baja, fue atacado en las inmediaciones de la Plaza La Sanluqueña. La escena, digna de una película de acción, pero trágicamente real, se repitió apenas media hora después. Esta vez, el objetivo fue un autobús de la compañía Barco Varado. Los pasajeros, presas del pánico, tuvieron que huir despavoridos mientras las llamas consumían el vehículo. La imagen de la bomba incendiaria, lanzada por sujetos armados, quedará grabada en sus memorias como un recordatorio brutal de la violencia que se cierne sobre la región.

La pesadilla no terminó ahí. Horas más tarde, dos unidades de la empresa Ruta del Desierto sufrieron el mismo destino. Primero, a las 13:30 horas cerca de la Plaza Walmart, y posteriormente, apenas 40 minutos después, un segundo autobús de la misma compañía fue atacado en el mismo lugar. La repetición del ataque en un corto periodo de tiempo y en la misma ubicación sugiere una planificación previa y una audacia que deja entrever la impunidad con la que operan estos grupos.

Ante la escalada de violencia, las compañías de transporte se han visto obligadas a tomar medidas drásticas. Tanto Ruta del Desierto como Cabo Baja han suspendido sus servicios, dejando a miles de usuarios sin transporte y paralizando una parte importante de la actividad económica de la zona. El comunicado emitido por Ruta del Desierto, a través de sus redes sociales, refleja la impotencia y la preocupación por la seguridad de sus empleados y pasajeros: "Lamentamos mucho los inconvenientes… pero nuestra prioridad es brindar las condiciones necesarias de seguridad".

El silencio de las autoridades, tanto municipales como estatales, resulta aún más inquietante. Hasta el momento, no se ha emitido ningún comunicado oficial, ninguna declaración que explique los hechos o que ofrezca garantías a la población. Este silencio alimenta la incertidumbre y la especulación. ¿Qué hay detrás de estos ataques? ¿Se trata de un ajuste de cuentas entre grupos criminales? ¿Es una forma de presión hacia las autoridades? Las preguntas sin respuesta se acumulan, generando un clima de desconfianza y temor.

La belleza natural de Los Cabos, su atractivo turístico y la tranquilidad que alguna vez lo caracterizaron, se ven amenazadas por la violencia. La suspensión del transporte público no solo afecta la movilidad de los habitantes, sino que también impacta directamente en la economía local, dependiente en gran medida del turismo. Es crucial que las autoridades tomen cartas en el asunto, investiguen a fondo los hechos y garanticen la seguridad de la población. El futuro de Los Cabos depende de ello. La comunidad exige respuestas y acciones concretas que permitan recuperar la paz y la tranquilidad que les han sido arrebatadas.

Fuente: El Heraldo de México