24 de abril de 2025 a las 09:30
Petro: ¿Cuál es la prisa?
La incertidumbre reina. ¿Sí? ¿No? ¿Quién sabe? Lo que sí sabemos es que el presidente Gustavo Petro, exguerrillero y ávido usuario de la plataforma X (antes Twitter), ha desatado una nueva polémica con declaraciones, cuanto menos, cuestionables. Su comportamiento, más que presidencial, se asemeja al de un niño caprichoso en medio de una rabieta.
El meollo del asunto: Petro afirma que Estados Unidos le ha revocado su visa de turista, impidiéndole viajar al país norteamericano. Sin embargo, minutos después matiza sus palabras, expresando únicamente su "creencia" de que ya no puede ingresar a territorio estadounidense. La falta de certeza en sus afirmaciones es, por decir lo menos, desconcertante.
Tras sembrar la duda sin fundamento alguno, el presidente colombiano recurrió a la ironía, declarando que ya no "necesita" la visa, pues ya ha visto a "Donald varias veces". Si bien el sarcasmo dirigido hacia Donald Trump puede resultar tentador para muchos, un mandatario debería abstenerse de tales comentarios, especialmente cuando su país enfrenta problemas urgentes que requieren su atención. Problemas, dicho sea de paso, en muchos casos agravados por sus propias acciones en redes sociales, como la desafortunada publicación del Viernes Santo.
La pregunta es inevitable: ¿estaba bajo los efectos de alguna sustancia (como insinuó su exministro Álvaro Leyva) o simplemente ebrio? De no ser así, su celebración de la masacre de inocentes en La Plata, Huila, calificándola como un ejemplo para el mundo y un camino hacia la paz, solo puede ser descrita como una infamia. Aunque el tuit fue borrado minutos después, la captura de pantalla, como testimonio imborrable, ya circula por la red. Un error imperdonable para un jefe de Estado.
Argumentar que su pasado guerrillero justifica semejante declaración es inaceptable. Petro es el presidente de Colombia y, como tal, tiene la obligación de condenar cualquier acto de violencia, especialmente cuando las víctimas son menores de edad. Se trata de terrorismo e infanticidio, crímenes abominables que jamás deben celebrarse.
Y la polémica no termina ahí. Ante la imposición de aranceles del 10% a productos colombianos por parte de Donald Trump –medida que podría afectar hasta el 30% de las exportaciones al país norteamericano–, Petro debería estar preocupado por las consecuencias para su país. Los consumidores estadounidenses verán incrementado el precio del café colombiano, pero los productores nacionales sufrirán aún más por la disminución de las ventas. La industria manufacturera y textil, pilares de las exportaciones colombianas a Estados Unidos, también se verán afectadas, al igual que el sector de insumos químicos e industriales.
Sin embargo, el presidente prefiere el espectáculo al trabajo. Como en ocasiones anteriores, eligió un consejo de ministros en la Casa de Nariño para anunciar su supuesto infortunio, buscando la compasión y el apoyo de su gabinete ante su berrinche.
Si tanto desprecia a Estados Unidos, ¿por qué la aparente desesperación por la visa? Si, según él, no desea pisar suelo estadounidense, ¿a qué viene tanto drama?
Con su exagerada reacción, Petro alimenta los rumores que lo vinculan con el narcotráfico, una de las principales razones por las que el gobierno estadounidense revoca visas.
Cabe añadir que ningún comunista o socialista digno de tal nombre anhelaría visitar Estados Unidos. Petro, por lo tanto, no es un verdadero comunista, sino un exguerrillero con un historial manchado de sangre.
Fuente: El Heraldo de México