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24 de abril de 2025 a las 09:25

Más ropa ≠ Más éxito

La imagen del éxito femenino ha evolucionado. Ya no se mide en metros cuadrados de clóset repletos de ropa, zapatos y bolsos. Si bien la moda siempre será una herramienta poderosa para expresar nuestra personalidad y sentirnos bien, el verdadero éxito reside en la consciencia, en la responsabilidad que asumimos con nuestro entorno y con nosotras mismas. Recordar la escena del clóset de Jenna Rink en "Quisiera tener 30" nos produce nostalgia, pero también nos invita a reflexionar sobre la construcción de ese ideal de éxito, tan ligado al consumo. ¿Es realmente necesario acumular prendas para sentirnos realizadas?

El fast fashion nos bombardea con la promesa de la novedad constante, de estar siempre a la última. Zara, Bershka, H&M y otras marcas nos tientan con precios accesibles y colecciones que se renuevan a velocidad vertiginosa. Es fácil caer en la trampa del consumo impulsivo, en la satisfacción inmediata de salir del centro comercial con bolsas llenas. Sin embargo, el costo ambiental de esta práctica es alarmante. Imaginemos la cantidad de ropa que termina incinerada o en vertederos, contribuyendo a la contaminación del planeta. Según la Fundación Ellen MacArthur, la cifra alcanza un impactante 73% de la producción anual.

Ante esta realidad, es crucial replantearnos nuestros hábitos de consumo. No se trata de renunciar a la moda ni de vestir con harapos, sino de ser más conscientes y responsables en nuestras decisiones. La clave está en la calidad, en la durabilidad de las prendas, en la construcción de un estilo propio que trascienda las tendencias efímeras. Invertir en piezas atemporales, de buena calidad, que nos favorezcan y se adapten a nuestro estilo de vida es una inversión a largo plazo, tanto para nuestro bolsillo como para el planeta.

Una auditoría de clóset puede ser reveladora. Enfrentarnos a la ropa que acumulamos, a las prendas que nunca usamos o que ya no nos representan, nos ayuda a tomar consciencia de nuestros hábitos de consumo. Vender, regalar o donar la ropa que ya no necesitamos es una excelente manera de darle una segunda vida y de liberar espacio, tanto físico como mental.

La honestidad frente al espejo es fundamental. Reconocer qué colores, cortes y estilos nos sientan bien nos evita compras impulsivas y nos ayuda a construir un guardarropa funcional y coherente. A veces caemos en la tentación de comprar algo que se ve bien en el maniquí pero que no nos favorece. Aprender a decir "no" a esas tentaciones es un paso importante hacia un consumo más responsable.

La idea del clóset cápsula, con un número reducido de prendas versátiles y combinables entre sí, es una propuesta interesante. Un guardarropa estratégico, con piezas atemporales que se adaptan a diferentes ocasiones, nos permite crear múltiples looks sin necesidad de acumular ropa en exceso.

El éxito ya no se mide en la cantidad de ropa que tenemos, sino en la calidad de nuestras elecciones. Se trata de construir una imagen auténtica, coherente con nuestros valores y con nuestro compromiso con el planeta. El verdadero estilo reside en la confianza, en la seguridad que proyectamos, y eso no se compra con ninguna tarjeta de crédito. Se construye con consciencia, con responsabilidad y con la certeza de que cada decisión de compra tiene un impacto, y que está en nuestras manos elegir un impacto positivo.

Fuente: El Heraldo de México