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24 de abril de 2025 a las 09:25

Límites de los Derechos Humanos: ¿Dónde están?

La intrincada relación entre derechos y límites: Un análisis a la luz de la libertad de expresión y otros derechos fundamentales

La existencia de los derechos humanos, pilares fundamentales para el desarrollo individual y colectivo, nos permite trazar nuestro proyecto de vida y desenvolvernos en diversos ámbitos: cultural, espiritual, físico, personal y público. Sin embargo, es crucial comprender que estos derechos no son absolutos ni ilimitados. Se enfrentan a restricciones legítimas, ya sea para proteger los derechos de otros o para ajustarse a las normas que rigen la convivencia en un Estado de derecho. Estas normas, plasmadas en leyes, buscan regular nuestro comportamiento y asegurar una coexistencia pacífica y armoniosa.

Tomemos como ejemplo la libertad, un derecho transversal que permea todas las esferas de nuestra vida. Nos otorga la autonomía para tomar decisiones cruciales: elegir un trabajo, decidir sobre la maternidad o paternidad, expresar nuestros afectos y movernos libremente por el territorio. Sin embargo, esta libertad de tránsito puede verse restringida legítimamente si se comete un delito que amerite pena de prisión, siempre y cuando se respeten los estándares constitucionales y convencionales en el proceso judicial correspondiente. En ocasiones, incluso, se requiere la aplicación de medidas suspensivas en circunstancias excepcionales y específicas.

El propio artículo 1º de la Constitución mexicana nos ilumina sobre las restricciones aplicables a ciertos derechos en procesos penales o disciplinarios, siempre bajo el principio pro persona, que obliga a una interpretación extensiva de los derechos y a la limitación de sus restricciones. Restringir el goce y ejercicio de las libertades exige, en todo momento, una argumentación sólida y justificada. Esta misma lógica se aplica al resto de los derechos: su materialización está vinculada a la interpretación y aplicación de las leyes, e incluso podría requerir una distinción terminológica entre límites, suspensión y restricción, un análisis que, si bien no abordaremos en profundidad aquí, resulta pertinente para una mayor precisión.

La libertad de expresión, que nos permite manifestar nuestras ideas y pensamientos en público y en privado, se nutre de la autonomía y evita que nuestras opiniones sean consideradas molestas y, por tanto, censurables. Los medios de comunicación juegan un papel vital en la protección de este derecho, al igual que la existencia de mecanismos legales y constitucionales que garanticen un "espacio seguro" para expresar disensos e incluso oposición política, sin que ello implique arriesgar la vida.

La libertad de expresión es el eje central de la democracia. Su vigencia en el Estado contribuye a erradicar la uniformidad de pensamiento, los abusos de poder y las dictaduras. Representa la posibilidad de expresar nuestro pensamiento sin temor a represalias individuales o colectivas. Las voces de la oposición son esenciales en sociedades plurales y diversas que promueven el libre discurso, el debate crítico, informado y actual, sin censura previa, siempre y cuando no se lesionen otros derechos fundamentales. El acceso a la discusión pública es imprescindible, pero no debe amparar el discurso de odio, la violencia, la homofobia, la xenofobia, la discriminación ni otras prácticas que vulneren derechos igualmente importantes.

Es fundamental considerar las colisiones que surgen en la práctica entre diferentes derechos, lo que nos lleva a reflexionar sobre la importancia de los límites. El derecho a la vida frente a la libertad religiosa, por ejemplo, genera un debate que, en el ámbito judicial, requiere evidencia científica y razonamiento probatorio para fundamentar las resoluciones.

Este panorama, alentador o no, nos invita a ejercer nuestras libertades individuales con la consciencia de que no son absolutas. En el ámbito de la libertad de expresión, componer o cantar una canción puede ser un ejercicio de libertad, pero su contenido podría estar sujeto a restricciones, dependiendo del contexto y las limitaciones aplicables. La libertad de expresión fortalece la transparencia y la rendición de cuentas, especialmente frente a las autoridades gubernamentales, e impulsa la participación ciudadana responsable en los asuntos del Estado.

Nuestro máximo tribunal ha analizado casos como la expresión de un poema en contra de los símbolos patrios para determinar si la disidencia expresada ameritaba una sanción penal. En otros contextos, también resueltos por el Tribunal Constitucional, se ha determinado que tatuarse y exhibir una cruz esvástica puede representar un daño a la dignidad humana de la comunidad judía. Estos ejemplos confirman que los derechos tienen límites, y debemos tenerlo presente al ejercerlos.

Fuente: El Heraldo de México