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24 de abril de 2025 a las 05:15

Humanizando la Suprema Corte: Giovanni Azael Figueroa Mejía

La histórica reforma al Poder Judicial mexicano ha abierto las puertas a una nueva era en la selección de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). En este contexto, la candidatura de Giovanni Azael Figueroa Mejía se presenta como un soplo de aire fresco, una propuesta que trasciende los tradicionales círculos de poder y se centra en la construcción de una justicia más accesible, humanista y conectada con la realidad social.

Figueroa Mejía, doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y egresado de la Universidad Autónoma de Nayarit, no es un recién llegado a la escena jurídica. Su trayectoria académica, forjada durante más de dos décadas con la firme aspiración de llegar al máximo tribunal del país, lo respalda como un candidato sólido y comprometido. A diferencia de candidaturas pasadas, marcadas por la influencia política y los juegos de poder, Figueroa Mejía se define como un académico independiente, cuya principal motivación es incidir positivamente en la vida jurídica de México. Sus investigaciones y publicaciones no buscan simplemente engrosar la literatura jurídica, sino transformar la interpretación constitucional y la construcción de sentencias, dotándolas de un enfoque transformador que impacte directamente en la vida de las personas.

La reforma constitucional de septiembre de 2024, que modificó el artículo 96, ha sido fundamental para la candidatura de Figueroa Mejía. Esta reforma, al eliminar la exclusividad del Poder Ejecutivo en la propuesta de ministros, ha democratizado el proceso y ha permitido que figuras ajenas a las élites políticas y económicas, como Figueroa Mejía, puedan aspirar a formar parte de la SCJN. Este cambio, en palabras del propio candidato, representa una ruptura definitiva con el antiguo sistema de “dedazo” y un avance significativo hacia un Poder Judicial más representativo y democrático.

Uno de los pilares de la propuesta de Figueroa Mejía es la necesidad de acercar la justicia a la ciudadanía. El candidato critica la complejidad del lenguaje jurídico utilizado en muchas sentencias, que las vuelve ininteligibles para la mayoría de la población, incluso para profesionales del derecho. Su propuesta se centra en la elaboración de sentencias claras, accesibles y con una perspectiva humanista, que permitan a cualquier ciudadano comprender el razonamiento judicial y las implicaciones de las decisiones de la Corte. Esta claridad, argumenta Figueroa Mejía, es esencial para fortalecer la confianza de la ciudadanía en el sistema judicial.

Más allá de la simplificación del lenguaje, Figueroa Mejía visualiza una Suprema Corte proactiva, que no se limite a sus funciones estrictamente jurisdiccionales. Propone una Corte en constante diálogo con la sociedad, que realice visitas a los estados, se reúna con diferentes sectores sociales y asuma un rol activo en la defensa de los derechos humanos. Esta visión de una Corte cercana a la gente contrasta con la imagen tradicional de un órgano distante y desconectado de la realidad social.

La renovación interna de la SCJN es otro de los puntos clave de la propuesta de Figueroa Mejía. El candidato aboga por la inclusión de nuevas generaciones de juristas y representantes de grupos históricamente excluidos, como las comunidades indígenas, la comunidad LGBTQ+, mujeres y jóvenes con vocación jurídica y compromiso social. Para Figueroa Mejía, la diversidad no es un simple adorno, sino una condición esencial para una justicia verdaderamente representativa y equitativa. Esta diversidad debe reflejarse no solo en la composición de la Corte, sino también en la conformación de los equipos técnicos, que deben estar capacitados para redactar proyectos de resolución con sensibilidad social, empatía y compromiso con la equidad.

En un contexto político marcado por la confrontación entre los poderes del Estado, Figueroa Mejía apuesta por el diálogo institucional. Considera que la Corte debe colaborar activamente con los poderes Legislativo y Ejecutivo, siempre dentro del marco del principio de división de poderes, pero con una visión constructiva y orientada al fortalecimiento democrático. En este sentido, ha desarrollado propuestas de sentencias aditivas y reconstructivas, que buscan subsanar omisiones legislativas sin necesidad de declarar la invalidez de normas completas, promoviendo así la colaboración interinstitucional y la estabilidad jurídica.

Finalmente, Figueroa Mejía propone una transformación profunda en la figura del ministro de la Suprema Corte. En su visión, el ministro debe dejar de ser un funcionario distante y convertirse en un servidor público comprometido con la justicia social. Para él, es fundamental recordar que detrás de cada expediente hay personas y familias, y que la justicia debe ser cercana, empática y profundamente humana. Esta visión humanista de la justicia es el hilo conductor de toda su propuesta y la base sobre la que aspira a construir un Poder Judicial más justo y equitativo para todos los mexicanos.

Fuente: El Heraldo de México