
24 de abril de 2025 a las 14:50
Descubre el salario secreto de un Cardenal
La repentina partida del Papa Francisco, un pastor que con su humildad y cercanía tocó los corazones de millones, ha dejado un vacío inmenso en la Iglesia Católica. Mientras el mundo se une en oración y despide a quien fuera el sucesor de Pedro, la atención se centra en el Vaticano, ese enigmático epicentro de la fe católica. Más allá del duelo y las ceremonias, se abre una nueva etapa: el cónclave, un proceso milenario que reunirá a cardenales de todos los rincones del planeta para elegir al nuevo líder espiritual. Este acontecimiento despierta la curiosidad de muchos, y no es para menos. El Vaticano, un estado dentro de un estado, opera con una estructura y una dinámica propias que a menudo escapan a la comprensión del público general.
Una de las preguntas más recurrentes es la referente a la remuneración económica de quienes trabajan dentro de los muros vaticanos. ¿Recibía el Papa Francisco un sueldo por su labor pastoral? La respuesta es no. A pesar de ser el jefe de Estado del Vaticano y la máxima autoridad de la Iglesia Católica, el Papa no percibe un salario. Esta particularidad, lejos de ser una anomalía, se enmarca en la naturaleza misma del papado, un servicio a la Iglesia y a la humanidad que trasciende lo material. El estilo de vida austero de Francisco, una constante desde su elección en 2013, refleja esta filosofía de desapego a los bienes terrenales y compromiso con los más necesitados.
Sin embargo, es importante aclarar que otros miembros de la Curia Romana, el órgano de gobierno de la Iglesia Católica, sí reciben una remuneración por su trabajo. Esta institución, compuesta por cardenales, obispos, sacerdotes y laicos, se encarga de la administración de la Iglesia a nivel global. Los cardenales, quienes ocupan posiciones de gran responsabilidad dentro del Vaticano, perciben un salario mensual que ronda los 5.000 euros. Esta cifra, aunque pueda parecer considerable, se destina a cubrir sus gastos personales y las necesidades propias de su cargo, permitiéndoles dedicarse plenamente a sus funciones.
Es importante destacar que en 2021, el Papa Francisco, consciente de la crisis económica global agravada por la pandemia, implementó una política de austeridad que incluyó la reducción de los sueldos de los cardenales y altos funcionarios del Vaticano. Esta medida, motivada por la caída de los ingresos procedentes del turismo y la necesidad de contener el gasto, demuestra la sensibilidad del pontífice ante las dificultades económicas que afectan al mundo y su compromiso con una gestión responsable de los recursos de la Iglesia.
El Vaticano, más allá de su pompa y solemnidad, es una compleja organización que requiere de una administración eficiente y transparente. La remuneración de sus miembros, aunque sujeta a las particularidades de su estructura jerárquica y su misión espiritual, se rige por principios de justicia y equidad, buscando siempre el bienestar de la Iglesia y el servicio a los fieles. La partida del Papa Francisco nos invita a reflexionar sobre la verdadera riqueza, aquella que no se mide en términos monetarios, sino en la entrega, la compasión y el amor al prójimo. Mientras el cónclave se prepara para elegir a su sucesor, la esperanza se renueva en el corazón de los creyentes, confiando en que el nuevo Papa guiará a la Iglesia con la misma sabiduría y humildad que caracterizaron al querido Francisco.
Fuente: El Heraldo de México