
24 de abril de 2025 a las 06:30
Descubre el impactante video viral del viaje a París sin boleto
La increíble odisea de Svetlana Dali, una ciudadana rusa con residencia permanente en Estados Unidos, continúa generando asombro y preocupación. Las imágenes de las cámaras de seguridad, ahora públicas, revelan con detalle la audacia con la que esta mujer de 57 años burló la seguridad del concurrido Aeropuerto Internacional John F. Kennedy (JFK) el pasado 26 de noviembre, justo en pleno feriado de Acción de Gracias. Imaginen la escena: millones de personas viajando, el bullicio propio de la temporada, y en medio de ese caos, Dali, con una simple sudadera con capucha, se escabulle como un fantasma a través de los controles.
El video, difundido por la Autoridad Portuaria de Nueva York, muestra a Dali intentando pasar inicialmente por el control de la TSA sin un boleto, siendo rechazada. Sin embargo, la persistencia de Dali es asombrosa. Logra pasar por una vía reservada para personal de la aerolínea, aprovechando la distracción de los agentes. Luego, en la puerta de embarque, se une a un grupo de pasajeros y, con la sutileza de una ilusionista, se desvanece tras un agente distraído, accediendo al puente de abordaje y, por ende, al avión con destino a París. ¿Cómo es posible que, en un aeropuerto de la envergadura del JFK, una persona pueda acceder a un vuelo internacional sin la documentación requerida? Esta pregunta resuena con fuerza y pone en tela de juicio la eficacia de los protocolos de seguridad, especialmente en fechas de alta afluencia.
Una vez a bordo del vuelo 264 de Delta Air Lines, Dali inicia una nueva etapa de su insólita aventura. Para evitar ser detectada, se oculta en los baños del avión, cambiando entre ellos para despistar a la tripulación. Sin embargo, su comportamiento errático despierta sospechas. Pasajeros como Rob Jackson, quien grabó un video del capitán anunciando la intervención de la policía francesa al aterrizar, dan testimonio de la tensión vivida a bordo. La imagen del capitán informando sobre la situación a los pasajeros es un claro reflejo de lo inusual e inquietante del suceso.
Al llegar al Aeropuerto Charles de Gaulle en París, Dali es detenida y puesta en una zona de espera para deportación, tras un intento fallido de solicitar asilo en Francia. Su viaje, lejos de ser la escapada romántica que quizás imaginó, se convierte en una pesadilla burocrática. El 4 de diciembre, es devuelta a Nueva York, donde el FBI la espera para arrestarla por el delito de entrada ilegal a un vuelo. Su abogado argumenta que Dali no tiene antecedentes penales y que su acto es comparable a saltar un torniquete del metro. Una comparación que, sin duda, genera controversia y abre el debate sobre la proporcionalidad del delito y el castigo.
La historia, sin embargo, no termina ahí. Liberada bajo fianza y con un monitor GPS en el tobillo, Dali vuelve a sorprender a las autoridades. A mediados de diciembre, corta el dispositivo y huye en un autobús Greyhound. Su intento de cruzar la frontera con Canadá resulta infructuoso y es devuelta al FBI, permaneciendo en prisión desde entonces.
El juicio, programado para el 19 de mayo, se presenta como un punto culminante en este caso que ha cautivado la atención del público. Dali se ha declarado no culpable, pero se enfrenta a una posible condena de hasta cinco años de prisión y una multa. Mientras tanto, Delta Air Lines y la TSA continúan investigando el incidente, buscando respuestas y, sobre todo, soluciones para evitar que una situación similar vuelva a ocurrir. La historia de Svetlana Dali nos recuerda la fragilidad de los sistemas de seguridad y nos deja con una pregunta inquietante: ¿cuán vulnerables somos en realidad?
Fuente: El Heraldo de México