
24 de abril de 2025 a las 16:20
Descifrando la Recesión Técnica
La sombra de la recesión técnica se cierne sobre México, confirmando los temores que venían susurrándose en los pasillos del poder económico. Dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, según los datos revelados por Citi, pintan un panorama sombrío para la economía nacional. Un descenso del 0.6% en el último trimestre de 2024, seguido de otro del 0.4% en el primer trimestre de 2025, son cifras que encienden las alarmas y nos obligan a analizar las causas subyacentes de esta preocupante situación. No se trata de simples fluctuaciones, sino de una tendencia que se consolida y que amenaza con profundizarse.
Las explicaciones, como suele ocurrir en estos escenarios complejos, son multifactoriales. Por un lado, la incertidumbre generada por las políticas comerciales del presidente Trump y su guerra comercial con China ha creado un clima de volatilidad en los mercados internacionales, impactando directamente en la economía mexicana. La interdependencia económica global hace que las decisiones tomadas en Washington y Pekín tengan repercusiones significativas en nuestro país. Las empresas, ante la incertidumbre, postergan inversiones, lo que a su vez frena el crecimiento y la generación de empleos.
A nivel interno, las próximas elecciones del Poder Judicial, programadas para el 1 de junio, añaden otra capa de incertidumbre. La posibilidad de cambios significativos en el sistema judicial genera inquietud en el sector empresarial, que espera definiciones claras y un marco jurídico estable para tomar decisiones de inversión a largo plazo. La falta de certeza jurídica es un freno para el desarrollo económico, y en un contexto de recesión técnica, este factor cobra aún mayor relevancia.
La definición de recesión técnica, aunque simple en apariencia –dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PIB–, encierra una complejidad que va más allá de las frías cifras. Se trata de un proceso que afecta a todos los sectores de la economía, desde las grandes corporaciones hasta las pequeñas y medianas empresas, y que impacta directamente en la vida de los ciudadanos.
Banco Santander, en su análisis de los ciclos económicos, nos recuerda que la economía se mueve en fases: expansión, auge, recesión y depresión. Actualmente, México se encuentra en la fase de recesión, caracterizada por una contracción generalizada de la producción de bienes y servicios. Esta contracción, a su vez, genera una caída en el consumo, ya que las familias, ante la incertidumbre económica, reducen sus gastos. Se crea así un círculo vicioso que se retroalimenta: menor consumo, menor producción, menor inversión, y finalmente, un aumento del desempleo.
El aumento del desempleo es, sin duda, una de las consecuencias más dolorosas de la recesión. La pérdida de empleos no solo afecta a las familias que pierden su fuente de ingresos, sino que también debilita el consumo interno, agravando la contracción económica. Es un escenario que exige medidas urgentes y coordinadas por parte de las autoridades para reactivar la economía y generar confianza en los inversionistas.
La situación actual nos obliga a reflexionar sobre la necesidad de implementar políticas económicas que promuevan el crecimiento sostenible y la generación de empleos de calidad. Es fundamental fortalecer el mercado interno, impulsar la innovación y la diversificación productiva, y crear un clima de confianza que atraiga la inversión, tanto nacional como extranjera. Solo así podremos superar esta recesión técnica y construir un futuro económico más próspero para todos los mexicanos.
Fuente: El Heraldo de México