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24 de abril de 2025 a las 04:05

Cocodrilos y caimanes: ¿primos lejanos o completos extraños?

Sumérjanse en un viaje al pasado, a una época en que criaturas colosales dominaban la Tierra. Mucho se ha especulado sobre la relación entre los cocodrilos modernos y los dinosaurios, una comparación que, aunque tentadora, no es del todo precisa. Sin embargo, el estudio de estos reptiles actuales nos ofrece una ventana fascinante hacia la comprensión de la vida prehistórica. Y es que recientes descubrimientos paleontológicos han sacudido los cimientos de lo que creíamos saber sobre una de las criaturas más imponentes del Cretácico: el Deinosuchus.

Imaginen un "cocodrilo terrible", como su nombre en griego indica, surcando las aguas de la antigua América del Norte hace más de 75 millones de años. Durante décadas, se le ha considerado un pariente cercano de los caimanes, pero un estudio publicado en la prestigiosa revista Communications Biology de Nature ha desvelado una verdad sorprendente: el Deinosuchus pertenece a una rama completamente distinta del árbol genealógico de los cocodrilos.

Un equipo internacional de científicos, liderado por Jules D. Walter y Márton Rabi de la Universidad de Tubinga, en Alemania, ha analizado minuciosamente las características físicas de 128 cocodrilos, tanto vivos como extintos. Comparando la forma del cráneo y otros huesos, han reconstruido un detallado diagrama evolutivo que redefine la posición del Deinosuchus en la historia de la vida.

Este estudio no solo revela el parentesco del Deinosuchus, sino que también arroja luz sobre su tamaño y hábitat. Contrario a lo que se pensaba, este coloso prehistórico no alcanzaba los descomunales 12 metros que se le atribuían. Las nuevas estimaciones, basadas en rigurosos análisis, sugieren una longitud máxima de 7.7 metros, una cifra aún imponente que lo convertía en un depredador formidable.

Pero quizás el descubrimiento más intrigante es la tolerancia del Deinosuchus al agua salada. A diferencia de los caimanes modernos, que se limitan a hábitats de agua dulce, este antiguo gigante podía navegar por los mares prehistóricos, lo que explica su amplia distribución a lo largo de la Vía Marítima Interior Occidental, que dividía el continente norteamericano en dos.

Este hallazgo plantea una nueva perspectiva sobre la evolución de los caimanes. Si bien hoy en día rehúyen el agua salada, sus ancestros, al igual que el Deinosuchus, probablemente eran tolerantes a ella. La adaptación a ambientes de agua dulce habría ocurrido posteriormente, a medida que estos reptiles fueron colonizando nuevos nichos ecológicos.

El estudio del Deinosuchus nos recuerda la constante evolución del conocimiento científico. Cada nuevo descubrimiento, cada fósil desenterrado, nos acerca un poco más a la comprensión de la fascinante historia de la vida en la Tierra. Y aunque no podamos viajar al pasado para observar a estos magníficos animales en su esplendor, la ciencia nos permite reconstruir su mundo y maravillarnos con su grandeza. El "cocodrilo terrible", lejos de ser un simple pariente de los caimanes, se erige como una criatura única, un testimonio de la increíble diversidad que ha poblado nuestro planeta.

Fuente: El Heraldo de México