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24 de abril de 2025 a las 07:00

Adolescentes enfrentan justicia por tráfico de hormigas

La creciente demanda de mascotas exóticas en Europa y Asia ha desatado una nueva y preocupante forma de tráfico de vida silvestre: el contrabando de hormigas. Dos jóvenes belgas, Lornoy David y Seppe Lodewijckx, se enfrentan a una posible condena en Kenia tras ser detenidos con 5.000 hormigas, valoradas en una suma considerable. Este caso, que se resolverá el 7 de mayo, ha puesto en alerta a las autoridades keniatas, quienes lo consideran un síntoma de una tendencia alarmante: el desplazamiento del foco del tráfico ilegal desde grandes mamíferos hacia especies más pequeñas, pero cruciales para el equilibrio ecológico.

La defensa de los jóvenes, que entraron al país con visas de turista, alega desconocimiento de la legislación keniata sobre vida silvestre. Argumentan que la captura de las hormigas era “solo por diversión”, una afirmación que contrasta con la magnitud del decomiso y la presunta conexión con redes internacionales de tráfico de especies. Mientras la embajada belga aún no se ha pronunciado con firmeza sobre el caso, la magistrada Njeri Thuku ha dejado claro que la sentencia se basará en informes exhaustivos, incluyendo evaluaciones del impacto ambiental y psicológico de este tipo de comercio.

La incautación de los insectos tuvo lugar en una casa de huéspedes en Nairobi, la capital keniata. Los jóvenes se encontraban en Naivasha, un reconocido destino turístico famoso por su riqueza faunística. Este detalle subraya la facilidad con la que operan estas redes, aprovechando la belleza natural de Kenia para encubrir actividades ilícitas. El Servicio de Vida Silvestre de Kenia (KWS) ha conectado este caso con otro similar, donde un ciudadano keniata y otro vietnamita fueron detenidos con 400 hormigas en su apartamento de Nairobi.

Las investigaciones apuntan a que los cuatro implicados estarían traficando con Messor cephalotes, una especie de hormiga cosechadora de gran tamaño y color rojizo, endémica del este de África. Este tipo de hormiga es muy popular entre los aficionados a los terrarios y a la observación de colonias de insectos, y se comercializa en diversos sitios web europeos. El KWS ha advertido sobre las graves implicaciones de este comercio, no solo para la biodiversidad keniata, sino también para la economía local y los derechos soberanos del país sobre sus recursos naturales. Se priva a las comunidades e instituciones científicas de los beneficios que genera la investigación y la conservación de estas especies.

Más allá del impacto económico, expertos como Philip Muruthi, vicepresidente de conservación de la Africa Wildlife Foundation, hacen hincapié en el papel fundamental que desempeñan las hormigas en los ecosistemas. Su actividad contribuye a la fertilidad del suelo, la germinación de las plantas y la alimentación de otras especies, como las aves. La desaparición o alteración de las poblaciones de hormigas puede desencadenar un efecto dominó con consecuencias imprevisibles para la salud de los bosques y otros hábitats. Además, Muruthi advierte sobre el riesgo de propagación de enfermedades a través del tráfico de estos insectos, lo que podría afectar la agricultura en los países de destino.

Tradicionalmente, Kenia ha centrado sus esfuerzos en la lucha contra el tráfico de especies emblemáticas como elefantes, rinocerontes y pangolines. Este caso, sin embargo, representa un punto de inflexión, obligando a las autoridades a ampliar su enfoque hacia especies menos conocidas, pero igualmente importantes para la salud del planeta. El KWS ha hecho un llamado a una regulación más estricta del comercio de vida silvestre y a una mayor protección de los recursos naturales, reconociendo que la lucha contra el tráfico de especies debe adaptarse a las nuevas realidades y a las crecientes presiones sobre la biodiversidad.

Fuente: El Heraldo de México