
24 de abril de 2025 a las 03:50
Adiós colorantes: ¿qué alimentos peligran?
Un futuro sin colorantes artificiales derivados del petróleo se vislumbra en el horizonte alimentario estadounidense. La reciente solicitud del Departamento de Salud y Servicios Humanos a las empresas del sector para eliminar seis de estos aditivos antes de 2026 marca un hito en la búsqueda de una alimentación más saludable. Aunque no se trata de una prohibición inmediata por parte de la FDA, la clara intención de acelerar la evaluación de alternativas naturales evidencia un cambio de paradigma en la regulación de estos compuestos.
El anuncio, encabezado por el secretario Robert F. Kennedy Jr., resuena con fuerza en un contexto de creciente preocupación por la exposición a estos colorantes, especialmente en productos infantiles. El consumo habitual de alimentos con colores vibrantes, a menudo atribuido a estos aditivos sintéticos, ha sido objeto de debate y escrutinio científico durante años. La iniciativa busca minimizar la ingesta de sustancias potencialmente perjudiciales, priorizando la salud y el bienestar de la población, especialmente la más vulnerable.
El comisionado de la FDA, Marty Makary, subraya la importancia de esta decisión, calificándola como un punto de inflexión en la regulación de aditivos alimentarios. La apuesta por ingredientes con un perfil de seguridad más robusto representa un paso adelante en la protección del consumidor y sienta un precedente para futuras evaluaciones de sustancias presentes en nuestra alimentación. Este enfoque preventivo, basado en la evidencia científica, busca anticiparse a posibles riesgos y garantizar la inocuidad de los productos que llegan a nuestras mesas.
Sin embargo, la medida no ha estado exenta de controversia. La International Association of Color Manufacturers ha expresado su disconformidad, argumentando que los colorantes artificiales desempeñan un papel crucial en la consistencia, el atractivo visual y, en última instancia, la confianza del consumidor. Según su perspectiva, la eliminación de estos aditivos podría afectar la percepción de calidad y frescura de los productos, impactando en las preferencias del consumidor y la viabilidad comercial de las empresas.
El debate se centra en la necesidad de equilibrar la seguridad alimentaria con las demandas del mercado. Mientras las autoridades sanitarias priorizan la salud pública, la industria alimentaria se enfrenta al reto de adaptar sus procesos productivos y encontrar alternativas que satisfagan las expectativas del consumidor sin comprometer la calidad y el atractivo de sus productos. La transición hacia colorantes naturales plantea interrogantes sobre la disponibilidad, el coste y la capacidad de replicar la intensidad y estabilidad de los colores artificiales.
Entre los colorantes en la mira se encuentran el rojo número 40, amarillo número 5 y 6, azul número 1 y 3, y verde número 3, todos ellos ampliamente utilizados en la industria alimentaria. La solicitud de eliminar el rojo número 3 para 2027-2028 amplía el alcance de la medida y refuerza el compromiso de las autoridades con la eliminación progresiva de estos aditivos.
El camino hacia una alimentación libre de colorantes artificiales derivados del petróleo se presenta como un proceso complejo, que requiere la colaboración entre autoridades, industria y consumidores. La investigación y el desarrollo de alternativas naturales, la adaptación de las formulaciones y la educación del consumidor serán claves para lograr una transición exitosa. El futuro de la coloración alimentaria se tiñe de nuevos matices, donde la salud y la sostenibilidad adquieren un protagonismo indiscutible.
Fuente: El Heraldo de México