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23 de abril de 2025 a las 09:30

México: ¿Desarrollo sostenible o encrucijada?

La cuenta regresiva hacia 2030 nos apremia. A escasos cinco años del plazo límite para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la realidad nos golpea con la crudeza de un incumplimiento generalizado. La Agenda 2030, ese ambicioso proyecto de Naciones Unidas que prometía un futuro más justo y sostenible, se tambalea en el contexto mexicano. La erradicación de la pobreza, la consolidación de la paz, el acceso a la justicia y la preservación del medio ambiente, pilares fundamentales de este acuerdo global, se vislumbran lejanos, casi utópicos.

La Auditoría de Desempeño sobre el Avance y la Prospectiva en la Implementación de los Indicadores de la Agenda 2030, realizada en 2023, arroja resultados alarmantes. De los 249 indicadores a los que México se comprometió, la falta de una metodología clara para el establecimiento de metas y la ausencia de información en el Sistema de Indicadores de ODS (SIODS) pintan un panorama desalentador. Las proyecciones a futuro, basadas en las tendencias actuales, no hacen más que confirmar la preocupante trayectoria: un incumplimiento casi total en los 17 ODS.

Más allá de los tecnicismos y las cifras, se impone una reflexión profunda. ¿Es viable alcanzar estas ambiciosas metas en un mundo sumido en la incertidumbre? Las crisis globales, los conflictos geopolíticos y las emergencias sanitarias nos obligan a replantear estrategias y a adaptarnos a un escenario en constante cambio. Pero la incertidumbre externa no puede ser excusa para la inacción interna. La discordia nacional, la polarización y la falta de diálogo constructivo se erigen como obstáculos significativos en el camino hacia el desarrollo sostenible.

La responsabilidad recae, principalmente, en quienes ostentan el poder. Es imperativo que el gobierno, con el apoyo de la mayoría, lidere un proceso de reconciliación nacional basado en el respeto y el diálogo con las minorías. La construcción de un futuro sostenible exige la participación activa de todos los sectores de la sociedad: el sector privado, la academia, la sociedad civil y, por supuesto, la ciudadanía en su conjunto.

Debemos trascender la retórica y pasar a la acción. La implementación efectiva de la Agenda 2030 requiere de una planificación estratégica, una asignación presupuestaria adecuada y un sistema de monitoreo y evaluación transparente. Es necesario fortalecer las instituciones, promover la innovación y la tecnología, e impulsar la educación y la concientización ciudadana.

El tiempo apremia. No podemos permitirnos el lujo de seguir postergando las acciones necesarias para alcanzar los ODS. El futuro de México, y del planeta, depende de nuestra capacidad para superar la discordia, construir consensos y trabajar juntos hacia un desarrollo verdaderamente sostenible. La Agenda 2030 no es un simple documento, es un compromiso con las futuras generaciones. Es hora de asumirlo con responsabilidad y determinación. El futuro nos lo demanda.

Fuente: El Heraldo de México