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23 de abril de 2025 a las 08:30

¿Mesa Judicial? El criterio de idoneidad bajo la lupa.

En un escenario político marcado por la creciente demanda de transparencia y la necesidad de fortalecer el Estado de Derecho, la elección de jueces y magistrados del Poder Judicial se convierte en un punto crucial para el futuro de México. El programa "El Referente de la Noche" con Javier Solórzano se convirtió en el epicentro de un debate fundamental, donde las voces de Rebeca Aladro, candidata a Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y Artemio Zúñiga, aspirante a magistrado del Tribunal de Disciplina Judicial, resonaron con fuerza, arrojando luz sobre los desafíos y las oportunidades que enfrenta el sistema judicial mexicano.

Aladro, con la firmeza que le otorga su trayectoria, calificó el proceso de selección como un hito sin precedentes, un parteaguas en la historia del Poder Judicial. Sin embargo, no esquivó las sombras que lo acechan: la falta de reglas claras, los límites de tiempo y recursos para los aspirantes, son aspectos que, a su juicio, requieren atención inmediata. “No queremos romper las reglas porque somos los guardianes de la ley”, afirmó, subrayando la importancia de la pulcritud y la transparencia en cada etapa del proceso.

Uno de los puntos más álgidos de su intervención fue la crítica a la percepción ciudadana del Poder Judicial, un poder que, según sus palabras, ha permanecido demasiado tiempo enclaustrado, alejado de la realidad social. “La Corte ha estado muy cerrada”, sentenció, reconociendo que la apertura reciente no ha sido suficiente para cerrar la brecha entre la justicia y la ciudadanía. Este distanciamiento, argumentó, ha generado un profundo desconocimiento sobre la labor de jueces, magistrados y ministros, dejando espacio a la desinformación y la crítica infundada. "La gente no sabe quiénes somos y se deja llevar por la crítica del vecino”, lamentó.

Aladro no se limitó al diagnóstico; propuso soluciones concretas. Habló de la necesidad de una reforma profunda que agilice los procesos, impulse los juicios orales y aproveche las tecnologías para una comunicación más directa con la sociedad. Con la convicción de quien conoce el sistema desde adentro, rechazó cualquier insinuación de manipulación en el proceso, afirmando que su propia presencia en la contienda es una prueba irrefutable de la apertura democrática. Su misión, declaró con vehemencia, es humanizar la justicia, acercarla a quienes más la necesitan, proteger la libertad, la familia y el patrimonio de los mexicanos.

Por su parte, Artemio Zúñiga, con la experiencia acumulada en juzgados de entidades complejas como Michoacán, Tamaulipas, el Estado de México y la Ciudad de México, coincidió en la urgencia de transformar el Poder Judicial. Para él, esta elección no se trata solo de una renovación institucional, sino de una oportunidad histórica para que la sociedad recupere el control sobre la justicia, para que decida quiénes serán los encargados de impartirla.

Zúñiga no escatimó críticas al sistema actual, al que calificó de lento, oscuro y distante de la ciudadanía. Su propia renuncia a la judicatura, motivada por situaciones internas que prefirió no detallar, es un testimonio elocuente de los desafíos que enfrentan quienes buscan ejercer la justicia con integridad.

A pesar de su experiencia, Zúñiga no se deja vencer por el escepticismo. Desde su candidatura al Tribunal de Disciplina, propone una visión clara: combatir los excesos y abusos del poder, promover una cultura judicial basada en la ética y la legalidad, y contribuir con su experiencia a una reforma profunda y duradera. Consciente de los obstáculos, como el abstencionismo y la desinformación, hace un llamado a sus compañeros aspirantes a no claudicar en la lucha por una justicia más justa y accesible.

Respaldado por su entorno personal y académico, y animado por el interés de sus estudiantes en la transformación judicial, Zúñiga concluye con un llamado a la reflexión: entender esta coyuntura como un parteaguas hacia una nueva cultura judicial, fundamentada en la ética y la legalidad. Un llamado a la esperanza en un momento crucial para el futuro de la justicia en México.

Fuente: El Heraldo de México