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23 de abril de 2025 a las 22:15
Mensajes del más allá: José Emilio contacta a Mariana y Talina.
El tiempo, ese implacable escultor de recuerdos, ha moldeado a José Emilio Levy, quien a sus 20 años carga con la ausencia de su madre, la icónica Mariana Levy, desde su más tierna infancia. A casi dos décadas de la tragedia que marcó su vida, el joven se aferra a la celebración del nacimiento de Mariana, cada 22 de abril, como un faro de luz en la oscuridad de la pérdida. Un día para evocar no el dolor de su partida, sino la alegría de su llegada al mundo, un gesto conmovedor que revela la profunda conexión que persiste a pesar del tiempo y la distancia.
No se trata de un festejo convencional, con globos y confeti, sino de una íntima comunión con el recuerdo de su madre. José Emilio confiesa buscar la presencia de Mariana en la quietud de su hogar, frente a las fotografías que guardan la esencia de su sonrisa, de su mirada. Ahí, en la privacidad de su espacio, le narra los avatares de su día a día, compartiendo sus triunfos y sus desafíos, buscando en el silencio una respuesta, una señal, una caricia intangible que le recuerde que, de alguna manera, ella sigue presente.
La búsqueda de esa conexión trascendental lo ha llevado a explorar caminos poco convencionales. José Emilio ha recurrido a videntes, buscando un puente hacia el más allá, un canal de comunicación con aquellos que ya no están físicamente a su lado. No solo con Mariana, sino también con su abuela, la querida Talina Fernández, y con su tío Pato Levy. Estas sesiones, lejos de ser un acto de desesperación, se presentan como una forma de mantener vivo el diálogo, de nutrir el vínculo familiar a pesar de la ausencia física. Un testimonio conmovedor de la fuerza del amor y la necesidad humana de trascender las barreras del tiempo y el espacio.
Crecer sin el recuerdo palpable de su madre ha sido un desafío constante para José Emilio. No conserva en su memoria el calor de su abrazo, la melodía de su voz, la fragancia de su presencia. Un vacío que, sin duda, ha marcado su desarrollo, pero que también lo ha impulsado a construir su propia identidad, a forjar su camino con la resiliencia que nace de la adversidad.
La figura de Ana Bárbara, quien fuera pareja de su padre y figura materna para él y sus hermanos, ha sido un tema recurrente en la vida pública de José Emilio. Sin embargo, el joven ha decidido cerrar ese capítulo, expresando su deseo de dejar atrás las polémicas y concentrarse en la reconciliación familiar. Un acto de madurez que refleja su crecimiento personal y su compromiso con el bienestar de sus hermanos, priorizando la unidad familiar por encima del ruido mediático. Una decisión que, sin duda, honra la memoria de su madre y el legado de amor que ella dejó. El futuro depara nuevos retos para José Emilio, pero la fuerza de su espíritu y la búsqueda constante del amor y la conexión familiar serán sus guías en el camino.
Fuente: El Heraldo de México