La repentina partida de Ernestina Sodi el 9 de noviembre de 2024 ha dejado una profunda huella en la familia Sodi, pero en lugar de unirlas en el dolor, parece haber avivado las llamas de viejas rencillas. El destino final de las cenizas de la escritora se ha convertido en el nuevo campo de batalla entre Thalía, la icónica cantante de "Amor a la Mexicana", y Camila Sodi, la talentosa protagonista de "Rubí" e hija de la fallecida. Mientras Thalía, residente en Estados Unidos, deseaba que las cenizas de su hermana descansaran en suelo norteamericano, Camila Sodi se opone firmemente, una discrepancia que ha generado un distanciamiento entre tía y sobrina, y que ha sido, sorpresivamente, motivo de celebración para Laura Zapata, la reconocida actriz de telenovelas.

Lejos de mostrar empatía por la situación, Laura Zapata, con su característico estilo directo y sin tapujos, no dudó en expresar su satisfacción ante el conflicto familiar. "Qué bueno que ya se están peleando entre ellas para que vean que no nada más soy yo", declaró en una entrevista para Venga la Alegría, dejando entrever la compleja y tensa relación que ha mantenido con sus hermanas a lo largo de los años. Inicialmente, al ser cuestionada sobre la disputa, Zapata respondió con un evasivo "npi", una expresión coloquial que denota desconocimiento o desinterés, pero su posterior comentario revela una postura mucho más compleja y cargada de historia.

A pesar de las diferencias irreconciliables que la separan de sus hermanas, Laura Zapata confesó sentir dolor por la pérdida de Ernestina. "Una mujer tan guapa y tan joven, y de repente así la vida le dijo to toca y te toca y ahí sí no hay vuelta de hoja", lamentó la actriz, reconociendo la crudeza del destino y la imposibilidad de negociar con la muerte. Sin embargo, a pesar del dolor, Zapata reafirma su decisión de mantenerse alejada de su familia materna, una distancia que parece insalvable.

La actriz, recordada por su papel de villana en "Rosa Salvaje", reiteró su preferencia por su familia paterna, con quienes comparte momentos de alegría y se siente valorada y respetada. "Yo soy de una sola palabra, tienes que estar en donde te valoran, donde te quieren, donde te respetan y donde sacan lo mejor de ti", afirmó Zapata, dejando en claro que su prioridad es su bienestar emocional y la búsqueda de un entorno familiar armónico. Recientemente, compartió con la prensa la invitación que recibió para visitar un rancho con su familia paterna, un ejemplo de la conexión y el cariño que la une a ese lado de su familia.

La historia familiar de las Sodi Zapata está marcada por episodios de conflicto y distanciamiento, como el secuestro que Laura Zapata y Ernestina Sodi sufrieron en 2002. A pesar de que Thalía y su esposo, Tommy Mottola, pagaron el rescate, el incidente dejó profundas heridas y alimentó la desconfianza entre las hermanas, especialmente por las especulaciones que apuntaban a Laura Zapata como posible orquestadora del secuestro. Este nuevo capítulo, desencadenado por el fallecimiento de Ernestina, evidencia que las heridas del pasado siguen abiertas y que la reconciliación, al menos por ahora, parece un escenario lejano. La familia Sodi Zapata continúa navegando en un mar de complejas emociones, donde el dolor por la pérdida se entrelaza con viejas rencillas y la esperanza de un futuro más sereno se diluye en la distancia y el silencio.