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24 de abril de 2025 a las 00:45
INEGI: ¿Oaxaca Segura?
La creciente inseguridad en la capital oaxaqueña, reflejada en la última ENSU del INEGI, nos obliga a una profunda reflexión. El 68.9% de los habitantes declaran sentirse inseguros, una cifra alarmante que no podemos ignorar. Analicemos las causas: la omnipresencia del consumo de alcohol en la vía pública, afectando al 72.3% de los encuestados, no solo perturba la tranquilidad, sino que se convierte en caldo de cultivo para otros delitos. Imaginen el escenario: familias que evitan salir de noche, niños que crecen con el temor constante a la violencia, negocios que cierran temprano por miedo a los altercados. Esta realidad no puede ser la nuestra.
A esto se suma la constante amenaza de robos y asaltos, una realidad para el 62.3% de los oaxaqueños. ¿Cómo podemos aspirar a un desarrollo social y económico si nuestros ciudadanos viven con el miedo constante de ser despojados de sus bienes, del fruto de su trabajo? La inseguridad no solo afecta el patrimonio, sino que también mina la confianza en las instituciones y en el futuro.
El vandalismo, que afecta al 44.8% de la población, deteriora el tejido social. Cada grafiti, cada acto de vandalismo, es una herida en el orgullo de nuestra ciudad, un símbolo de la impunidad y la falta de respeto por el espacio público. No podemos permitir que la indolencia nos gane esta batalla. Necesitamos recuperar nuestros espacios, embellecer nuestra ciudad y fomentar el sentido de pertenencia.
Pero la situación se vuelve aún más crítica cuando consideramos que el 37.6% de los habitantes reportan disparos frecuentes con armas de fuego en sus alrededores. Este dato nos estremece, nos confronta con la cruda realidad de la violencia que permea nuestra sociedad. ¿Cómo podemos hablar de paz y tranquilidad cuando el sonido de las balas se convierte en parte del paisaje sonoro de nuestra ciudad?
El consumo y venta de drogas, reportado por el 34% de los encuestados, es otro factor que alimenta la inseguridad. Este flagelo destruye familias, corrompe a nuestros jóvenes y genera un círculo vicioso de violencia y delincuencia. Necesitamos implementar estrategias integrales que aborden este problema desde la prevención, la atención y la reinserción social.
Finalmente, la presencia de pandillas, reportada por el 33.7% de los encuestados, genera un clima de miedo e intimidación, especialmente entre los jóvenes. Necesitamos ofrecer alternativas a nuestros jóvenes, espacios de recreación, oportunidades de desarrollo, para que no caigan en las garras de la delincuencia.
La ENSU también revela una preocupante pérdida de confianza en las autoridades. La Policía Municipal y Estatal son las que generan mayor desconfianza, mientras que la Guardia Nacional, la Fuerza Aérea, la Marina y el Ejército mantienen niveles más altos de confianza. Esta disparidad nos invita a reflexionar sobre las estrategias de seguridad implementadas a nivel local.
La desconfianza se extiende también a los gobiernos Municipal, Estatal y Federal. La ciudadanía percibe una falta de respuesta a sus demandas en temas cruciales como la infraestructura vial, el suministro de agua potable, la atención médica, la seguridad y la movilidad. El 85.8% de los ciudadanos se queja del mal estado de las calles, el 77.1% de la falta de agua potable, el 72.9% de la saturación de los hospitales y el 67.5% de la victimización por robos, extorsiones, secuestros y fraudes. Estos datos son un llamado de atención a las autoridades. Necesitamos acciones concretas, no promesas vacías. Necesitamos una gestión pública eficiente, transparente y que responda a las necesidades de la ciudadanía.
La falta de información sobre programas de prevención del delito, reportada por el 65.7% de la población, también es preocupante. La prevención es clave para combatir la inseguridad. Necesitamos informar a la ciudadanía sobre las estrategias implementadas, fomentar la participación ciudadana y construir una cultura de la prevención.
El panorama es complejo, pero no podemos darnos por vencidos. Necesitamos un trabajo conjunto entre autoridades, sociedad civil y medios de comunicación para construir una Oaxaca más segura y pacífica. El futuro de nuestra ciudad está en nuestras manos.
Fuente: El Heraldo de México