
23 de abril de 2025 a las 09:05
El COVID: ¿Único culpable?
La sombra de la tragedia se cierne sobre México. 45 pequeños, 45 vidas truncadas por una enfermedad que creíamos relegada al pasado: la tosferina. Una enfermedad prevenible, una enfermedad que no debería arrebatarnos a nuestros hijos, una enfermedad contra la que tenemos una vacuna, la hexavalente, un escudo protector que también blinda contra la difteria, el tétanos, la hepatitis B, la poliomielitis y la meningitis por Haemophilus influenzae tipo B. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, en un país que se precia de sus avances médicos, estemos enfrentando una situación tan desgarradora? La respuesta es tan simple como dolorosa: el desabasto de vacunas y la falta de insumos médicos básicos. Una carencia imperdonable que nos está costando la vida de nuestros niños.
Mientras en Estados Unidos, con una población mucho mayor, se registraron 35,435 casos de tosferina en 2024, con solo 10 defunciones, en México, con 749 casos confirmados, lloramos la pérdida de 45 bebés. La comparación es brutal, la diferencia abismal, la realidad, inaceptable. Estas cifras no son simples números, son rostros, son familias destrozadas, son futuros arrebatados.
Y la tosferina no es el único enemigo al acecho. El sarampión, otra enfermedad prevenible por vacunación, también está resurgiendo con fuerza. Chihuahua, en la frontera con Estados Unidos, registra más de 500 casos, una cifra superior a la registrada en todo el país en una década. La cercanía con Texas y Nuevo México, estados que también han experimentado brotes de sarampión, ha contribuido a la propagación de la enfermedad, demostrando la importancia de una cobertura vacunal completa y la interconexión de la salud pública a nivel global.
Si bien la pandemia de COVID-19 impactó los programas de vacunación a nivel mundial, la situación en México es particularmente preocupante. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que en 2023, 14.5 millones de niños no recibieron ninguna vacuna. En México, de los 3,712,000 niños nacidos en 2022 y 2023, el 64% no completó su esquema de vacunación. Esto significa que una gran cantidad de niños son vulnerables no solo a la tosferina y el sarampión, sino a un amplio espectro de enfermedades prevenibles.
Ante este panorama desolador, la Semana Nacional de Vacunación, que inicia este 26 de abril, se presenta como una oportunidad vital para revertir esta tendencia. El llamado del médico y legislador Éctor Jaime Ramírez Barba a los padres de familia a aprovechar esta jornada para poner al día las vacunas de sus hijos, es un llamado a la responsabilidad, un llamado a la acción. Es crucial exigir al sector salud la disponibilidad de las vacunas y su aplicación oportuna.
La reinstauración de las Semanas Nacionales de Vacunación, una iniciativa del Secretario de Salud David Kershenobich, es un paso en la dirección correcta, un intento por recuperar el terreno perdido durante la gestión de Hugo López-Gatell, cuya política en materia de salud dejó al país sumido en un profundo desabasto de medicamentos, incluyendo las vacunas. El otrora prestigioso sistema de vacunación mexicano, que incluso servía como modelo a nivel internacional, se vio debilitado, y la capacidad de producción nacional de vacunas, a través de Birmex, se desmanteló.
El presupuesto destinado a la vacunación también ha sufrido recortes en los últimos años, pasando de 5,601 millones de pesos en 2024 a 4,571 millones en el presente año. Si bien se argumenta la búsqueda de eficiencia en el gasto, la salud de los mexicanos, y en particular la de nuestros niños, no debería ser objeto de recortes presupuestarios. La inversión en salud es una inversión en el futuro, una inversión que se traduce en vidas salvadas y en una sociedad más sana y productiva.
En otro orden de ideas, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) se encuentra a las puertas de la elección de su nuevo rector. Se busca un perfil con profundo conocimiento de la institución, comprometido con la sostenibilidad, la innovación y el desarrollo de la infraestructura digital, con el objetivo de democratizar el acceso a la educación. Entre los nombres que suenan con fuerza, destaca el de María José Bernáldez Aguilar, una joven académica con amplia experiencia en estas áreas. Su posible nombramiento representaría una apuesta por la modernización y la inclusión en la UAEM.
Fuente: El Heraldo de México