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23 de abril de 2025 a las 21:20

Cantinflas Jr: Adicción, mi infierno.

La sombra del legendario Cantinflas ha sido larga, cobijando a generaciones de la familia Moreno bajo su inmenso legado. Sin embargo, la vida de Gabriel Moreno Bernat, nieto del icónico comediante, ha estado lejos de la comedia, marcada por una lucha personal desgarradora contra la adicción. En una reveladora entrevista, Gabriel abrió las puertas de su pasado, compartiendo un testimonio conmovedor sobre su descenso a los infiernos de la drogadicción y su arduo camino hacia la recuperación.

Con una franqueza que estremece, Moreno Bernat describió cómo a la temprana edad de 16 años se vio viviendo en la calle, mendigando para alimentar su dependencia. "Fue un infierno", confesó, palabras que resuenan con la crudeza de una realidad que muchos desconocen. Imaginen al nieto de una de las figuras más queridas de México, reducido a la indigencia, víctima de un enemigo silencioso que no discrimina linajes ni fortunas.

Pero la historia de Gabriel no es una tragedia, sino un testimonio de resiliencia. Tras años de lucha, el joven Moreno Bernat celebra un año de sobriedad, un hito que marca un antes y un después en su vida. El apoyo incondicional de sus amigos, un círculo reducido pero invaluable, ha sido fundamental en este proceso.

La clínica de rehabilitación de Julio César Chávez, un santuario para quienes buscan liberarse de las cadenas de la adicción, se convirtió en el refugio de Gabriel. Tres meses de introspección, de enfrentarse a sus demonios internos, lo llevaron a un renacimiento personal. "Estoy feliz de estar vivo", declaró con una gratitud palpable, un sentimiento que solo aquellos que han rozado el abismo pueden comprender en toda su magnitud.

La muerte de su madre en 2024 fue un golpe devastador que lo llevó a una recaída. En ese momento de profundo dolor, mientras se encontraba en un centro de rehabilitación en Tijuana, la noticia lo sumió en una oscuridad que lo empujó de nuevo al consumo. Sin embargo, esta caída no lo definió. Gabriel se levantó con más fuerza, impulsado por el recuerdo de su hermano Mario, quien falleció en 2013 y siempre lo instó a buscar ayuda.

La promesa de Julio César Chávez, de acogerlo como parte de su familia, resonó profundamente en Gabriel. No por el peso del apellido Moreno, sino por la genuina empatía de un hombre que ha luchado sus propias batallas. Este gesto de solidaridad, de reconocerlo como un individuo más allá de su linaje, fue un catalizador en su proceso de recuperación.

Hoy, Gabriel Moreno Bernat se enfoca en reconstruir su vida, en dejar atrás los fantasmas del pasado y abrazar un futuro lleno de esperanza. Su historia es un recordatorio de que la adicción es una enfermedad que puede afectar a cualquiera, sin importar su origen o circunstancias. Es un llamado a la empatía, a la comprensión y al apoyo a quienes luchan por liberarse de sus garras. Y, sobre todo, es un testimonio de que la recuperación es posible, un faro de luz que ilumina el camino hacia una vida plena y significativa.

Fuente: El Heraldo de México