La tensión se palpaba en el aire del Olímpico Lluís Companys. Un Barcelona sin su artillero estrella, Robert Lewandowski, se enfrentaba a un Mallorca rocoso y dispuesto a dar la sorpresa. La ausencia del polaco, máximo goleador de LaLiga, generaba dudas, susurraban las gradas, ¿podría el equipo culé mantener su ritmo goleador? La respuesta, aunque tardía, fue contundente. Un solitario gol de Dani Olmo al inicio de la segunda mitad bastó para asegurar tres puntos vitales y consolidar el liderato blaugrana. Siete puntos de ventaja sobre el Real Madrid, un colchón que permite respirar, pero no relajarse. El Clásico, la final de la Copa del Rey, acecha en el horizonte.

Hansi Flick, el estratega culé, sorprendió con su planteamiento. Un once inicial atípico, con la mirada puesta en el duelo copero contra el eterno rival. La inclusión de Ansu Fati, ausente desde la jornada 10, fue la nota más destacada. Una decisión que no solo buscaba dar descanso a Raphinha, sino también reactivar a una joven promesa que ha luchado contra la adversidad de las lesiones. Un movimiento arriesgado, pero que demuestra la confianza del técnico alemán en la cantera blaugrana.

El Mallorca, por su parte, no se rindió sin luchar. Leo Román, el guardameta visitante, se erigió en el héroe de la primera mitad, frenando una y otra vez las embestidas del Barcelona. Una doble parada ante Ferran Torres y Lamine Yamal, y una mano salvadora que privó a Olmo de un golazo, mantenían las esperanzas bermellonas. Una actuación memorable que, sin embargo, no pudo evitar la derrota.

El gol de Olmo, al minuto 46, desató la euforia contenida en el estadio. Una jugada precisa, una definición certera, y el balón besaba las redes. El tanto no solo significaba la victoria, sino también la confirmación de la solidez del proyecto de Flick. Un equipo capaz de superar las adversidades, de encontrar soluciones ante las ausencias, de mantener la concentración en un calendario apretado. "Puedo ver que los jugadores que entran también están conectados con los demás, saben lo que tienen que hacer, cómo tienen que jugar y es fantástico de ver", declaró el técnico alemán tras el encuentro, palabras que reflejan la unidad y el compromiso de un grupo que aspira a todo.

El camino hacia el título de LaLiga sigue abierto, pero el Barcelona ha dado un paso firme. La victoria ante el Mallorca, más allá de los tres puntos, es una inyección de moral de cara al decisivo Clásico copero. Un duelo que promete emociones fuertes, un enfrentamiento entre dos gigantes del fútbol español, una batalla por la gloria que mantendrá a millones de aficionados en vilo. El Barcelona llega con la confianza del líder, con la ambición de un equipo que quiere hacer historia. ¿Logrará el conjunto culé levantar la Copa? La respuesta, el próximo sábado en Sevilla.