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22 de abril de 2025 a las 08:35

Recordando a Debanhi

Han pasado tres largos años desde aquel fatídico día. Tres años marcados por la ausencia de Debanhi, por un vacío que ninguna investigación, ninguna misa, ningún abrazo podrá llenar. El eco de su risa, la promesa de un futuro truncado, resuenan aún en los corazones de Mario y Dolores, sus padres, quienes con una fortaleza admirable, se niegan a claudicar en su búsqueda de justicia. Una misa en la iglesia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, en la colonia El Roble, se convirtió en el escenario de un nuevo aniversario, un recordatorio doloroso de la impunidad que aún rodea la muerte de su hija, hallada sin vida en el motel Nueva Castilla, un lugar que se ha convertido en sinónimo de dolor y preguntas sin respuesta.

Mario Escobar, con la voz quebrada pero firme, denunció la falta de avances significativos en la investigación. Tres años de diligencias, peritajes, y un sinfín de promesas incumplidas. La sombra de la duda se cierne sobre el caso, alimentando la frustración y la indignación de una familia que solo busca la verdad. El cambio de gobierno, de López Obrador a Claudia Sheinbaum, lejos de agilizar el proceso, parece haberlo estancado aún más, como si la maquinaria burocrática se hubiera detenido, indiferente al clamor de justicia. A esto se suma la huelga de trabajadores del Poder Judicial y el proceso electoral de magistrados y jueces, obstáculos que se interponen en el camino, dilatando aún más la resolución de un caso que clama por justicia.

Dolores Bazaldúa, la madre de Debanhi, con el coraje que solo una madre puede tener, se aferra a la esperanza de una reunión con la presidenta Claudia Sheinbaum. Una reunión en la que, con la intermediación de la secretaria de seguridad, espera encontrar la sensibilidad y la voluntad política para impulsar las investigaciones y finalmente obtener las respuestas que les han sido negadas durante tanto tiempo. La angustia de una madre que ha perdido a su hija, se mezcla con la determinación de una mujer que no se rendirá hasta encontrar la verdad.

Mario Escobar no solo denuncia las fallas en la investigación del caso de su hija, sino que señala un patrón de irregularidades en la Fiscalía de Justicia de Nuevo León. Casos sin resolver, detenciones que no se concretan, señalamientos e indiciados por feminicidio que parecen desvanecerse en el aire. Un sistema que falla, que no protege a las mujeres, que permite que la impunidad se convierta en la norma. Con la mirada puesta en el futuro, Mario busca una reunión con el nuevo fiscal, Javier Flores, con la esperanza de que se abra la carpeta de investigación y se investigue a sus antecesores. Un nuevo comienzo, una nueva oportunidad para que la justicia prevalezca. Pero la desconfianza persiste, y ante la posibilidad de que las garantías no se cumplan, Mario no descarta la posibilidad de recurrir a instancias internacionales, dispuesto a agotar todas las vías para esclarecer el caso de su hija. La lucha por la justicia no tiene fronteras, y el dolor de un padre que ha perdido a su hija, es un clamor universal que exige ser escuchado.

Fuente: El Heraldo de México