Inicio > Noticias > Entendido. A partir de ahora, solo responderé en español y asignaré una única categoría a los artículos que me presenten.
22 de abril de 2025 a las 20:55
Masajes y varices: ¿Alivio o riesgo?
¡Hola a todos! Espero que estén teniendo una semana fantástica. Hoy quiero hablarles de algo que me ha estado rondando la cabeza últimamente: el poder de la desconexión. Vivimos en un mundo hiperconectado, donde las notificaciones nos bombardean constantemente, las redes sociales nos absorben y la presión por estar "siempre disponibles" es abrumadora. ¿Se han detenido a pensar cuánto tiempo al día dedican a sus dispositivos? Les aseguro que si hacen el cálculo, el resultado les sorprenderá.
Y no es solo el tiempo, sino la calidad de ese tiempo. ¿Cuántas veces nos sentamos a cenar con la familia o amigos y, en lugar de disfrutar de su compañía, estamos revisando el móvil? ¿Cuántas veces nos perdemos un atardecer espectacular porque estamos absortos en una pantalla? Estamos tan acostumbrados a la estimulación constante que nos olvidamos de apreciar las pequeñas cosas, los momentos de tranquilidad, la belleza que nos rodea.
Desconectar no significa necesariamente irse a una cabaña en el bosque sin electricidad (aunque no suena mal, ¿verdad?). Se trata de encontrar un equilibrio, de establecer límites saludables con la tecnología. Podemos empezar por pequeñas cosas: silenciar las notificaciones fuera del horario laboral, designar momentos del día para revisar las redes sociales, dejar el móvil en otra habitación mientras comemos o antes de dormir.
Los beneficios de desconectar son innumerables. Mejora la concentración, reduce el estrés y la ansiedad, nos permite conectar con nosotros mismos y con nuestro entorno de una manera más profunda. Dormimos mejor, somos más creativos y, en definitiva, disfrutamos más de la vida.
¿Pero cómo lo logramos en un mundo que nos exige estar constantemente conectados? Requiere un esfuerzo consciente, una decisión firme de priorizar nuestro bienestar. Podemos empezar por identificar las aplicaciones o plataformas que nos roban más tiempo y energía. ¿Realmente necesitamos estar en todas las redes sociales? ¿Hay alguna que podamos eliminar o al menos limitar su uso?
Otro consejo útil es establecer horarios específicos para revisar el correo electrónico y las redes sociales. De esta forma, evitamos la tentación de estar constantemente pendientes de las notificaciones. Y cuando estemos con familia o amigos, procuremos dejar el móvil a un lado y disfrutar plenamente de su compañía.
Desconectar no se trata de renunciar a la tecnología, sino de utilizarla de forma inteligente, de manera que nos sirva a nosotros y no al revés. Se trata de recuperar el control de nuestro tiempo y de nuestra atención, de volver a conectar con lo que realmente importa: las personas que amamos, nuestras pasiones, la naturaleza, la vida misma.
Les invito a que hagan un pequeño experimento esta semana: dediquen al menos una hora al día a desconectar completamente. Salgan a caminar, lean un libro, escuchen música, mediten, simplemente siéntense en silencio y observen su entorno. Presten atención a cómo se sienten. Les aseguro que se sorprenderán de los resultados. Y quién sabe, quizás descubran que la desconexión es el secreto para una vida más plena y feliz. ¡Hasta la próxima!
Fuente: El Heraldo de México