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22 de abril de 2025 a las 18:25
Madre se sacrifica para salvar a su hija
La tragedia ha teñido de luto las calles de Torreagüera, Murcia. Una mujer colombiana de 79 años, convertida en un escudo de amor para su hija, perdió la vida a manos de quien fuera pareja de ésta. El escenario, un local a punto de inaugurar, decorado con la promesa de un nuevo comienzo, se transformó en el telón de fondo de un acto de violencia brutal. Globos y banderas ecuatorianas, símbolos de alegría y esperanza, ahora yacen silenciosos testigos de la crueldad.
A las 20:25 horas, la tranquilidad de la calle Mayor se vio interrumpida por el sonido de un disparo. Un hombre de 58 años, con un historial de violencia doméstica que ya pintaba un futuro sombrío, violó una orden de alejamiento y, armado, esperó a su expareja. La premeditación del acto hiela la sangre. No fue un arrebato, fue un plan macabro ejecutado con la frialdad del que acecha en la oscuridad.
La madre, con un instinto protector que solo una madre puede comprender, se interpuso entre la bala y su hija. Un acto de valentía que pagó con el precio más alto: su propia vida. Los vecinos, atónitos ante la escena, alertaron a las autoridades. La rápida respuesta de la Guardia Civil, la Policía Local y los servicios médicos no pudo, lamentablemente, revertir el fatal desenlace. Los intentos de reanimación fueron en vano. La mujer falleció en el lugar, dejando tras de sí un vacío imposible de llenar.
El agresor fue detenido en el acto, con dos pistolas en su poder, un arsenal que habla por sí solo de sus intenciones. La Guardia Civil ha tomado las riendas de la investigación, y se espera que en las próximas horas se desvelen más detalles que arrojen luz sobre esta tragedia.
Este feminicidio, un término que lamentablemente se repite con demasiada frecuencia, ha conmocionado a la comunidad. Las redes sociales se han convertido en un clamor de dolor e indignación. El alcalde de Murcia, José Ballesta, ha expresado su repulsa, calificando el acto como una nueva herida abierta por la violencia de género, un cáncer que corroe nuestra sociedad. Ha hecho un llamado urgente a reforzar las medidas de protección para las mujeres en riesgo, un grito desesperado ante la impotencia de ver cómo estas historias se repiten.
El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, se ha sumado a las condolencias, condenando enérgicamente el crimen y recordando que la violencia de género no tiene cabida en una sociedad que aspire a ser justa e igualitaria. La solidaridad con la familia de la víctima se extiende como un abrazo colectivo, un intento de consuelo ante una pérdida irreparable.
Este suceso nos obliga a reflexionar como sociedad. ¿Qué falla en nuestro sistema? ¿Cómo podemos proteger a las mujeres que viven bajo la sombra del miedo? ¿Cuántas vidas más tendremos que lamentar antes de erradicar esta lacra? La respuesta no es sencilla, pero el silencio es cómplice. Debemos alzar la voz, exigir justicia, y trabajar incansablemente para construir un futuro donde la violencia de género sea solo un triste recuerdo del pasado. El recuerdo de esta madre valiente debe servir como un faro que ilumine el camino hacia una sociedad más segura y justa para todas las mujeres.
Fuente: El Heraldo de México