La violencia intrafamiliar, una lacra silenciosa que se esconde tras las paredes de muchos hogares, ha vuelto a sacudir a la comunidad de Guaymas, Sonora. Jonathan Roberto “N”, de 29 años, ha sido detenido por la Policía Municipal tras ser acusado de agredir física y verbalmente a su madre y abuela, sembrando el terror en el seno de su propia familia. Un escalofriante relato de amenazas de muerte, agresiones físicas y un clima de constante temor, ha salido a la luz, dejando al descubierto la vulnerabilidad de María Antonieta “N”, madre del agresor, y María Manuela “N”, su abuela.

El calvario de estas mujeres comenzó el pasado 8 de abril, cuando Jonathan Roberto irrumpió en su domicilio, ubicado en la colonia Centro de Guaymas. No se limitó a simples insultos, sino que profirió amenazas de muerte, asegurando tenerlo todo preparado para acabar con sus vidas. La pesadilla continuó al día siguiente, con nuevas amenazas, esta vez aún más aterradoras: prometió quemarlas vivas y ahorcarlas, palabras que resonarían en la mente de sus víctimas, generando una profunda angustia y desestabilidad emocional.

El punto culminante de la violencia se desató el 11 de abril. Jonathan Roberto, en un arranque de ira, empujó a su madre contra una mesa, causándole lesiones físicas, además de continuar con las amenazas verbales, asegurándole que nadie la defendería y que la mataría. Imaginen la impotencia y el terror que debieron sentir estas mujeres, atrapadas en un ciclo de violencia perpetrado por alguien que, en teoría, debería ser su protector.

Afortunadamente, la valentía de María Antonieta y María Manuela les impulsó a romper el silencio. Cansadas del abuso y el miedo constante, decidieron denunciar a su agresor ante las autoridades locales. Su testimonio, cargado de dolor y desesperación, puso en marcha la maquinaria de la justicia. La rápida actuación de la Policía Municipal, alertada a través del número de emergencias, permitió la detención de Jonathan Roberto “N”. Ahora, el agente del Ministerio Público se encarga de integrar la carpeta de investigación con perspectiva de género, un paso fundamental para garantizar que se haga justicia y que este caso no quede impune.

Este lamentable suceso nos recuerda la importancia de visibilizar la violencia intrafamiliar y de brindar apoyo a las víctimas. El silencio solo protege al agresor y perpetúa el ciclo de violencia. Es crucial fomentar una cultura de denuncia y ofrecer recursos a quienes sufren este tipo de maltrato, recordándoles que no están solas y que existen instituciones dispuestas a ayudarlas. Asimismo, es necesario trabajar en la prevención de la violencia, educando en valores de respeto, igualdad y resolución pacífica de conflictos. La construcción de una sociedad libre de violencia es una tarea colectiva que exige el compromiso de todos. El caso de Jonathan Roberto “N” debe servir como un llamado a la reflexión y a la acción para erradicar esta problemática que afecta a tantas familias en nuestro país.