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22 de abril de 2025 a las 23:40
Horror en Celaya: Crueldad animal desata temor
Un escalofrío recorre las calles de la Tercera Sección del Fraccionamiento Los Olivos, en Celaya, Guanajuato. La tranquilidad que se supone debe reinar en un barrio residencial se ha visto perturbada por una serie de macabros hallazgos: perritos torturados y asesinados, algunos incluso colgados de los árboles, como siniestros ornamentos de una pesadilla. La denuncia, surgida en redes sociales a través de la cuenta @QuePocaMadre_Mx, ha prendido las alarmas de la comunidad y sembrado la semilla del temor. La descripción del último caso, ocurrido la tarde del lunes 21 de abril, es desgarradora. Un perrito, aún con el último aliento aferrado a su pequeño cuerpo, fue encontrado colgando de un árbol, con una profunda herida abierta en su abdomen. El alambre que lo aprisionaba a las ramas impidió que quienes lo encontraron pudieran liberarlo de su tormento final. El chillido que precedió al silencio definitivo del animal aún resuena en la memoria de quienes presenciaron la escena.
La denuncia en redes sociales no solo relata este último incidente, sino que señala una serie de casos similares ocurridos en el mismo fraccionamiento. La repetición de estos actos de crueldad ha despertado la sospecha de que una mente perturbada, un posible psicópata, se esconde tras las sombras, acechando a las indefensas criaturas. El temor se extiende como una mancha de aceite, alimentando la incertidumbre y la angustia de los vecinos. ¿Hasta dónde llegará la crueldad de este individuo? ¿Serán los animales las únicas víctimas de su perversidad? La sombra de la duda se cierne sobre la comunidad, sembrando la inquietud de que la violencia pueda escalar y alcanzar a las personas.
Ante esta ola de barbarie, la recién aprobada reforma al reglamento para la protección, control y asistencia animal, vigente desde el 19 de diciembre de 2024, se presenta como una herramienta legal para castigar a los responsables de estos actos. Sin embargo, la esperanza se ve empañada por la falta de implementación de las disposiciones administrativas que permitan aplicar las sanciones. El artículo 166 del reglamento, que establece sanciones administrativas y económicas, así como medidas de aseguramiento para quienes infrinjan las normas, queda como letra muerta ante la ausencia de mecanismos concretos para su aplicación. Del mismo modo, el artículo 176, que faculta al encargado del centro para imponer sanciones, se ve limitado por la misma falta de desarrollo reglamentario.
La indignación y el clamor por justicia se mezclan con la frustración ante la inoperancia del sistema. Mientras las autoridades no pongan en marcha los mecanismos necesarios para aplicar la ley, el miedo continuará apoderándose de los habitantes de Los Olivos. La impunidad alimenta la crueldad, y la falta de acción por parte de las autoridades solo contribuye a la escalada de violencia. ¿Cuántos animales más tendrán que sufrir antes de que se haga justicia? ¿Cuánto tiempo más tendrán que esperar los vecinos para recuperar la tranquilidad en sus calles? La comunidad exige respuestas y acciones concretas para detener esta ola de terror y llevar a los responsables ante la justicia. El tiempo apremia, y cada día que pasa sin una respuesta efectiva, la sombra del miedo se extiende un poco más.
Es vital que las autoridades municipales de Celaya tomen cartas en el asunto con urgencia. La implementación inmediata de las disposiciones administrativas del reglamento de protección animal es crucial para detener esta espiral de violencia. Se requiere una investigación exhaustiva de los casos, que permita identificar y capturar al o los responsables de estos actos de crueldad. Además, es fundamental fortalecer las campañas de concientización sobre el maltrato animal y promover la cultura de la denuncia responsable. Solo a través de un esfuerzo conjunto entre autoridades y ciudadanía se podrá erradicar la violencia contra los animales y garantizar la seguridad y tranquilidad de la comunidad.
La sociedad civil también tiene un papel fundamental que desempeñar. La difusión de la información a través de redes sociales, la presión a las autoridades para que actúen y la organización de iniciativas ciudadanas en defensa de los animales son acciones cruciales para generar un cambio real. La indiferencia es cómplice de la crueldad, y la unión de la comunidad es la herramienta más poderosa para combatirla. No podemos permitir que el miedo nos paralice. Es momento de alzar la voz y exigir justicia para los animales, por un Celaya más seguro y compasivo para todos.
Fuente: El Heraldo de México