
22 de abril de 2025 a las 12:05
Francisco en México: Un encuentro histórico
El eco de la visita del Papa Francisco a México en 2016 aún resuena con fuerza, especialmente tras su reciente fallecimiento. Aquel peregrinaje de seis días, más que una simple gira diplomática, se convirtió en un bálsamo para un país sediento de esperanza. Desde su llegada, recibido con la pompa reservada a un jefe de Estado por el entonces presidente Enrique Peña Nieto, hasta su emotiva despedida, el Papa Bergoglio dejó una huella imborrable en el corazón de millones de mexicanos.
Su paso por la Basílica de Guadalupe, epicentro de la fe católica en el país, fue un momento de profunda devoción. Imaginen la escena: más de 50 mil almas congregadas en la plaza, sus miradas fijas en la figura del Pontífice, mientras este elevaba sus oraciones en el camarín de la Virgen. Un instante de comunión espiritual que trascendió las barreras del idioma y la cultura.
En Ecatepec, la multitud desbordada se extendía a lo largo de kilómetros, formando un mar humano que anhelaba un atisbo del Papa. Dos millones de personas, según las estimaciones, un testimonio palpable del fervor que despertó su presencia. Recorriendo las calles en el Papamóvil, Francisco se acercaba a sus fieles, ofreciéndoles un mensaje de paz y reconciliación.
La música también jugó un papel importante en esta visita pastoral. ¿Quién podría olvidar el conmovedor canto del Coro Infantil de la Catedral de Morelia? Niñas y niños, como Jimena Monserrat Huéramo Galván, entonces una pequeña de tan solo 12 años, entregaron sus voces al Papa, interpretando el Himno del Año de la Misericordia. Un recuerdo que Jimena atesora con especial cariño, ahora teñido por la nostalgia de la partida del Santo Padre. "Son la alegría del mundo", les dijo Francisco a aquellos pequeños cantores, palabras que resonaron con fuerza en la imponente catedral.
Chiapas, tierra de contrastes y luchas sociales, recibió al Papa con los brazos abiertos. Su visita a San Cristóbal de Las Casas fue un acto de reconocimiento a los pueblos originarios, a su cultura y su perseverancia. Francisco denunció la exclusión que han sufrido históricamente, alzando la voz por aquellos cuyas voces a menudo son silenciadas. Su llamado al cuidado del medio ambiente y al respeto por la dignidad humana resonó con fuerza en aquella tierra cargada de simbolismo.
En Ciudad Juárez, frontera y símbolo de la migración, el Papa Francisco pronunció un mensaje contundente: "Ninguna situación humana es ajena al corazón de Dios". Su encuentro con los internos del Centro de Readaptación Social número 3 fue un gesto de profunda humanidad, un recordatorio de que la esperanza y la redención son posibles incluso en las circunstancias más adversas.
El repicar de las campanas en las iglesias de Chiapas, tras el anuncio de su fallecimiento, fue un último adiós, un eco de aquel viaje que dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de México. La visita del Papa Francisco en 2016 fue un testimonio de fe, esperanza y solidaridad, un recordatorio de la importancia de la compasión y la justicia social en un mundo cada vez más fragmentado.
Fuente: El Heraldo de México