Adentrarse en La Antigua Roma es como viajar en el tiempo. Más allá de la simple degustación del pulque, se experimenta una conexión palpable con la historia viva de la Ciudad de México. Imaginen las conversaciones que han resonado entre estos muros, los brindis que han sellado pactos y amistades, las historias que se han susurrado entre sorbos de pulque curado. Desde los albores del siglo XX, este local ha sido un testigo silencioso de revoluciones, transformaciones urbanas y el fluir incesante de la vida citadina.

La permanencia de La Antigua Roma no es solo un logro comercial, sino un acto de resistencia cultural. En un mundo cada vez más homogeneizado, donde las franquicias y las marcas globales dominan el paisaje urbano, esta pulquería se alza como un baluarte de la tradición, un recordatorio de la riqueza y la autenticidad de nuestras raíces. Mientras que otras pulquerías sucumbieron a la presión de la modernidad y las modas pasajeras, La Antigua Roma perseveró, adaptándose sin perder su esencia. Su supervivencia es un testimonio del arraigo cultural del pulque y la tenacidad de la familia López por mantener viva la llama de la tradición familiar.

El "Departamento de Damas", más allá de su aparente anacronismo, se erige como un símbolo de las luchas sociales que han moldeado nuestra historia. En él resuenan los ecos de las mujeres que, a pesar de las restricciones y los prejuicios, encontraron un espacio para compartir, conversar y disfrutar del pulque. Este rincón, otrora un refugio ante la mirada censora de la sociedad, se transforma en un recordatorio de los caminos recorridos en la búsqueda de la igualdad y la libertad. Es un espacio que invita a la reflexión sobre las conquistas alcanzadas y los desafíos que aún persisten en la lucha por la equidad de género.

El pulque que se sirve en La Antigua Roma no es una simple bebida, es un elixir que conecta el pasado con el presente. Cada sorbo es un viaje sensorial a las raíces prehispánicas de nuestra cultura, una experiencia que trasciende lo meramente gustativo. Desde el pulque natural, con su sabor ligeramente ácido y terroso, hasta los curados, que explotan en una sinfonía de sabores frutales, herbales y especiados, la oferta de La Antigua Roma satisface los paladares más exigentes y curiosos. La innovación en los sabores, como el jitomate con albahaca, demuestra que la tradición no está reñida con la creatividad y la experimentación.

Visitar La Antigua Roma es una experiencia que va más allá de lo turístico. Es una inmersión en la historia, la cultura y las tradiciones de México. Es un encuentro con la autenticidad y la resistencia. Es un brindis por la vida, la tradición y el legado de quienes nos precedieron. Es, en definitiva, una experiencia imperdible para todo aquel que desee conocer el alma verdadera de la Ciudad de México.