
21 de abril de 2025 a las 06:50
Secuestro a plena luz del día en Mazatlán
La tranquilidad del mediodía mazatleco se vio brutalmente interrumpida. El estruendo de las balas resonó en el corazón turístico de la ciudad, dejando una estela de pánico y zozobra. El Paseo del Atlántico, usualmente escenario de paseos familiares y la alegría propia de un destino vacacional, se transformó en el escenario de una escena digna de una película de suspenso. Tres jóvenes, con toda la vida por delante, fueron arrancados de la cotidianidad en un abrir y cerrar de ojos. La imagen del Ford Mustang negro, acribillado a balazos y abandonado en la rotonda que conecta con la avenida Carlos Canseco, se ha convertido en un símbolo de la violencia que, como una sombra, acecha a este paraíso sinaloense.
El reloj marcaba las 13:00 horas del 19 de abril, un día que quedará grabado en la memoria colectiva de Mazatlán. Erick Carrillo, Efraín Ramírez, ambos de 22 años, y Alfonso Arredondo, de tan solo 21, transitaban por la avenida en el lujoso vehículo. De pronto, la tranquilidad se rompió. Civiles armados, sin mediar palabra, abrieron fuego contra el Mustang. Los jóvenes, en un intento desesperado por salvar sus vidas, abandonaron el vehículo y huyeron a pie. Sin embargo, su escape fue en vano. Los agresores lograron someterlos y se los llevaron con rumbo desconocido.
El eco de los disparos aún resonaba en el aire cuando la noticia se propagó como reguero de pólvora. Comensales en restaurantes cercanos, testigos involuntarios de la barbarie, fueron presa del pánico. Mesas volcadas, gritos de terror y el llanto de niños pintaron una escena desoladora. La rápida movilización de las autoridades estatales y federales, con sirenas aullando y luces destellando, no pudo impedir el secuestro. A pesar del intenso operativo desplegado, los responsables lograron escapar, dejando tras de sí un manto de incertidumbre y miedo.
En medio de la desesperación, las familias de los jóvenes desaparecidos se aferran a la esperanza. Utilizando el poder de las redes sociales, han lanzado un llamado a la solidaridad, compartiendo las fotografías de Erick, Efraín y Alfonso, implorando cualquier información que pueda conducir a su paradero. Sus rostros, llenos de vida y juventud, contrastan con la crudeza de la situación. La angustia se palpa en cada palabra, en cada publicación, en cada súplica desesperada por tenerlos de vuelta en casa.
La Comisión de Búsqueda del Estado de Sinaloa también se ha sumado a la causa, emitiendo fichas de localización con las características de los tres jóvenes. La sociedad mazatleca, conmocionada por este nuevo episodio de violencia, se une a la plegaria de las familias. La incertidumbre se cierne sobre la ciudad, esperando que pronto se esclarezca este suceso y que Erick, Efraín y Alfonso regresen sanos y salvos a sus hogares. La pregunta que todos se hacen es: ¿hasta cuándo seguirá la violencia imperando en las calles de Mazatlán?
Fuente: El Heraldo de México