La luz de las velas titila, reflejándose en las enigmáticas esferas de cristal que adornan la mesa de La Güera de las Estrellas. Sus ojos, profundos pozos de sabiduría ancestral, parecen traspasar el velo del futuro mientras sus dedos, adornados con anillos de plata labrada, rozan delicadamente el paño de terciopelo carmesí. Un silencio expectante llena el estudio de El Heraldo de México. La noticia de la partida del Papa Francisco ha conmocionado al mundo, y en este momento de incertidumbre, las palabras de La Güera son un faro en la tormenta.

“La partida del Santo Padre,” comienza con voz serena pero cargada de significado, "marca el fin de una era. Su legado de humildad y compasión resonará por generaciones, pero su ausencia deja un vacío de poder en el corazón del Vaticano. Las estrellas me muestran un cónclave tumultuoso, lleno de intrigas y ambiciones encontradas. Cardenales con visiones opuestas lucharán por el trono de San Pedro, y el camino hacia la elección del nuevo Pontífice estará plagado de obstáculos.”

Sus palabras dibujan un panorama complejo, una lucha de poder en la que se entrelazan las fuerzas de la tradición y la modernidad. “Veo la sombra de la influencia externa, intereses ocultos que buscan inclinar la balanza a su favor. La unidad de la Iglesia se verá puesta a prueba, y la fe de muchos se tambaleará ante la incertidumbre.”

Pero la mirada de La Güera no se limita a los muros del Vaticano. Su visión abarca el mundo entero, un mundo convulsionado por conflictos y tensiones. “La partida del Papa Francisco,” prosigue, “es un presagio de tiempos difíciles. Las llamas de la discordia se avivan en diferentes rincones del planeta, y la amenaza de una guerra a gran escala se cierne sobre la humanidad. La diplomacia se verá debilitada, y el diálogo dará paso a la confrontación.”

En cuanto a la relación con Estados Unidos, La Güera predice un periodo de turbulencia. “El águila americana se debate entre la necesidad de cooperación y el deseo de imponer su voluntad. El dólar, símbolo de su poder económico, enfrentará desafíos sin precedentes. Las estrellas me muestran fluctuaciones e inestabilidad, un camino lleno de altibajos que pondrá a prueba la fortaleza de la economía global.”

Finalmente, su mirada se posa en Venus, regente del amor y la belleza. “Venus, en su tránsito por el signo de…”, hace una pausa dramática, “nos invita a la introspección, a la búsqueda de la armonía interior. Es un momento propicio para el amor propio, para sanar viejas heridas y cultivar la paz en nuestros corazones. En medio de la tormenta, debemos aferrarnos a la esperanza, a la luz que brilla en nuestro interior. Venus nos recuerda que el amor es la fuerza más poderosa del universo, capaz de transformar la oscuridad en luz.”

La Güera de las Estrellas concluye su predicción con un llamado a la unidad y la esperanza. “El futuro es incierto, pero no está escrito en piedra. Nuestras acciones, nuestras decisiones, pueden cambiar el curso de los acontecimientos. Debemos cultivar la compasión, la tolerancia y el respeto mutuo. Solo así podremos superar las pruebas que nos esperan y construir un mundo mejor para las futuras generaciones.”

El silencio vuelve a reinar en el estudio, un silencio cargado de la sabiduría ancestral de La Güera de las Estrellas. Sus palabras, como semillas sembradas en la tierra fértil de la esperanza, germinarán en la mente y el corazón de quienes las escuchan, guiándolos en el laberinto del destino.