El pánico se ha apoderado de los habitantes de la ranchería Anacleto Canabal segunda sección y zonas aledañas a Villahermosa. Una inmensa columna de humo negro, visible a kilómetros de distancia, se alza amenazante sobre el horizonte, testimonio del voraz incendio que consume hectáreas de pastizales y que amenaza con alcanzar instalaciones de alto riesgo. La tensión es palpable, el aire denso y cargado de un olor acre a quemado. El rugido de las llamas se mezcla con el incesante ir y venir de las sirenas de bomberos, ambulancias y patrullas que luchan contra reloj para contener el avance del fuego.

Según testimonios de algunos residentes, la pesadilla comenzó con una aparentemente controlada quema de pastizales en terrenos cercanos a una empresa gasera. Sin embargo, la combinación de altas temperaturas, la sequía que azota la región y los fuertes vientos que caracterizan a esta época del año, crearon el escenario perfecto para la tragedia. Las llamas, avivadas por la fuerza de la naturaleza, rápidamente se salieron de control, extendiéndose con una velocidad aterradora y devorando todo a su paso.

La situación es crítica. La proximidad del incendio a la gasera ha generado una gran preocupación entre las autoridades y la población. Un posible estallido tendría consecuencias devastadoras, no solo para la ranchería Anacleto Canabal, sino también para la cercana Villahermosa. Los cuerpos de bomberos, apoyados por elementos de Protección Civil, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, trabajan incansablemente en la zona del siniestro. Su labor, heroica y titánica, se centra en crear cortafuegos para evitar que las llamas alcancen las instalaciones de la gasera y otros negocios petroleros ubicados en la zona.

La carretera Cárdenas-Villahermosa, principal vía de comunicación en la región, se ha convertido en un hervidero de actividad. El tráfico es denso y lento, dificultado por la constante movilización de los vehículos de emergencia. Las autoridades hacen un llamado urgente a la población a evitar la zona y, en caso de ser necesario transitar por la carretera, a ceder el paso a las ambulancias y camiones de bomberos. La solidaridad y la cooperación ciudadana son cruciales en estos momentos de angustia e incertidumbre.

Mientras tanto, la incertidumbre crece. Familias enteras han sido evacuadas de sus hogares, con el miedo a cuestas y la esperanza de que sus pertenencias se salven del fuego. Aún se desconoce el número exacto de personas afectadas, así como la posibilidad de víctimas mortales o heridos. Las autoridades mantienen un estricto hermetismo, mientras se concentran en controlar la situación y evitar una tragedia mayor. Las próximas horas serán cruciales para determinar el alcance real de este devastador incendio que ha puesto en jaque a la ranchería Anacleto Canabal y mantiene en vilo a toda la región. En medio de la devastación, la esperanza se aferra a la valentía de los bomberos y la solidaridad de la comunidad. Solo el tiempo dirá la magnitud de las pérdidas y el tiempo que tomará la recuperación de esta zona golpeada por la furia del fuego.