El océano Pacífico, vasto e imponente, esconde tras su belleza una batalla constante contra el narcotráfico. En las últimas semanas, las aguas frente a las costas de Guerrero han sido escenario de un duro golpe a las redes criminales, gracias al esfuerzo conjunto de las fuerzas de seguridad mexicanas. Imaginen la escena: un helicóptero Panther de la Secretaría de Marina surca los cielos, sus potentes motores rugiendo mientras la tripulación escudriña el horizonte. De pronto, una embarcación sospechosa, una Go Fast, conocida por su velocidad y capacidad de evadir a las autoridades, aparece en el radar. La adrenalina sube, la persecución comienza. Cinco individuos a bordo, con el rostro marcado por la tensión, intentan en vano escapar del cerco que se les tiende. En su interior, 38 bultos repletos de un polvo blanco que promete fortunas ilícitas, pero que trae consigo un rastro de dolor y destrucción: 1.8 toneladas de presunta cocaína, un botín millonario arrebatado de las garras del crimen organizado.

No se trata de una simple incautación, es una victoria en la lucha contra un enemigo invisible que corroe las entrañas de la sociedad. Es el resultado de la coordinación impecable entre la Secretaría de Marina, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Fiscalía General de la República, la Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Un trabajo en equipo, donde cada pieza encaja a la perfección para desmantelar las complejas redes del narcotráfico. Los detenidos, la droga y la embarcación, testimonios silenciosos de una batalla ganada, fueron trasladados al muelle de la Octava Región Naval, para ser puestos a disposición de la justicia. Pero la historia no termina aquí.

El mar, testigo silencioso de innumerables secretos, guardaba otra sorpresa. Flotando entre las olas, como un macabro mensaje en una botella, se encontraron 64 bultos más, con el mismo contenido maldito: 2.4 toneladas adicionales de presunta cocaína, abandonadas quizás en un intento desesperado por escapar de la justicia. Un total de 4.2 toneladas, una cantidad abrumadora que nos da una idea de la magnitud del problema al que nos enfrentamos.

Estas acciones, que parecen sacadas de una película de acción, son el pan de cada día para los hombres y mujeres que arriesgan sus vidas para proteger a México. Más de 36 toneladas de cocaína incautadas en lo que va de la administración actual, un golpe financiero de aproximadamente 9 mil millones de pesos al narcotráfico. Cifras que hablan por sí solas, que demuestran la efectividad de la Estrategia Nacional de Seguridad y el compromiso inquebrantable de las fuerzas armadas. No se trata solo de decomisar droga, se trata de cortar de raíz las redes de financiación del crimen organizado, debilitar sus estructuras y construir un futuro más seguro para todos. La vigilancia marítima, aérea y terrestre continúa, incansable, como un escudo protector que resguarda las costas mexicanas. La batalla contra el narcotráfico es larga y compleja, pero cada victoria, por pequeña que parezca, nos acerca un paso más a la paz y la tranquilidad que todos anhelamos.