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21 de abril de 2025 a las 10:10

Descubre el poder de La Firma

El eco de las palabras de Mario Vargas Llosa resuena con una fuerza renovada a la luz de los acontecimientos recientes. Su advertencia, lanzada casi dos décadas atrás en un auditorio semivacío de Washington, sobre el peligro del populismo con aires dictatoriales en Estados Unidos, adquiere una dimensión casi profética. En aquel entonces, la idea de un líder populista al mando de la nación norteamericana parecía descabellada, una quimera lejana. Sin embargo, el tiempo, como implacable juez, ha demostrado la perspicacia del Nobel peruano.

La anécdota del periodista mexicano que interpeló a Vargas Llosa tras su conferencia en el Cato Institute, nos ofrece una perspectiva fascinante sobre la personalidad del escritor y su visión política. La pregunta, incisiva y directa, sobre la derrota electoral de Vargas Llosa en Perú y la posible percepción de él como una amenaza, desató una reacción defensiva en el autor. Su respuesta, evasiva y con un tinte de molestia, revela la complejidad de un intelectual comprometido con la democracia, pero también consciente de las fragilidades del sistema y de las susceptibilidades del electorado.

La comparación con Luis Echeverría, figura controvertida de la política mexicana, añade otra capa de interpretación al intercambio. ¿Veía Vargas Llosa en sí mismo un antídoto contra el populismo autoritario que Echeverría representaba? ¿O quizás percibía en la pregunta del periodista una insinuación velada de que él mismo podría encarnar ese peligro?

El episodio del libro prestado de la biblioteca, "La ciudad y los perros", aporta un toque de humor y humanidad a la narrativa. La renuencia de Vargas Llosa a firmar un libro que no pertenecía al periodista, su ironía sobre la ingenuidad de devolverlo, y la solución pragmática del bibliotecario, crean una viñeta memorable que humaniza al Nobel y lo acerca al lector.

Más allá de la anécdota, la reflexión de fondo persiste: ¿qué habría pensado Vargas Llosa del ascenso y la presidencia de Donald Trump? ¿Habría visto en él la materialización de sus temores, la confirmación de sus predicciones? La historia, lamentablemente, no nos permite conocer su opinión. Sin embargo, sus palabras, pronunciadas con tanta convicción en aquel lejano 2006, resuenan hoy con una fuerza inusitada, invitándonos a reflexionar sobre la fragilidad de la democracia y la constante amenaza del populismo autoritario.

La figura de Vargas Llosa, polémica y a la vez admirada, se agiganta con el paso del tiempo. Su obra literaria, su compromiso político y su visión crítica del mundo, lo convierten en un referente indispensable para comprender las complejidades de América Latina y los desafíos que enfrenta la democracia en el siglo XXI. El recuerdo de aquella conferencia en Washington, con la escasa audiencia y las preguntas incómodas, nos recuerda la importancia de escuchar las voces que alertan sobre los peligros que acechan a la libertad y la necesidad de defender los valores democráticos con firmeza y convicción. El legado de Vargas Llosa, más allá de los premios y reconocimientos, reside en su incansable lucha por un mundo más justo y libre.

Fuente: El Heraldo de México