
21 de abril de 2025 a las 17:15
¿Ateos en el cielo? La respuesta del Papa
El eco de la partida del Papa Francisco resuena en cada rincón del mundo digital, trayendo a la memoria una cascada de momentos imborrables. Desde la inusual y cálida recepción a comediantes en el Vaticano, hasta la firmeza con la que corrigió a una feligresa, su papado ha sido una colección de instantes memorables. Sin embargo, algunos de ellos han trascendido la anécdota para tocar la fibra sensible de millones, grabándose a fuego en el corazón colectivo. Uno de esos momentos, que hoy resurge con fuerza en las redes sociales a siete años de su ocurrencia, nos traslada a abril de 2018. La imagen del pequeño Emanuele, con el corazón desbordado por la reciente pérdida de su padre, conmueve de nuevo a los internautas, quienes reviven la desgarradora escena y las palabras de consuelo del pontífice.
La escena, grabada en una iglesia local de Roma, muestra al Papa Francisco en un encuentro cercano con la comunidad. Niños y adultos se acercaban para intercambiar algunas palabras con el líder de la Iglesia Católica. De pronto, un niño llamado Emanuele se aproxima al micrófono, visiblemente afectado. Un "no puedo" ahogado por la emoción es todo lo que logra articular, mientras busca refugio en un abrazo protector. Con la ternura que lo caracterizaba, el Papa Francisco le invita a compartir su pesar en privado: "Dímelo al oído".
Lo que sigue es un instante de profunda intimidad. El pequeño Emanuele se funde en un abrazo con el Papa, liberando su dolor en un llanto desconsolado. Las palabras que intercambian permanecen en secreto, protegidas por el respeto a la privacidad del niño. Sin embargo, las cámaras capturan la intensidad del momento, la conexión palpable entre ambos. Minutos después, Emanuele se aleja del Papa con una serenidad recuperada, la tormenta emocional apaciguada por el consuelo recibido.
Tomando el micrófono, el Papa Francisco, con el permiso de Emanuele, comparte la esencia de aquel diálogo conmovedor. Explica a los presentes que las lágrimas del niño son el reflejo de un dolor profundo, un amor inmenso por su padre recientemente fallecido. Revela la pregunta que atormentaba al pequeño corazón de Emanuele: "¿Está en el cielo mi padre?", una interrogante cargada de angustia infantil, agravada por el hecho de que su padre era ateo.
Con la sabiduría y la compasión que definieron su pontificado, el Papa Francisco no ofrece una respuesta dogmática, sino una reflexión profunda sobre la bondad y el amor de Dios. Destaca la nobleza del padre de Emanuele, un hombre que, a pesar de no ser creyente, había bautizado a sus cuatro hijos. "¿Dios abandona a sus hijos cuando son buenos?", pregunta a la congregación, guiándolos hacia una respuesta esperanzadora.
El Papa Francisco concluye con un mensaje dirigido directamente a Emanuele, un mensaje que resonó en millones de corazones y que hoy, tras su fallecimiento, cobra una nueva dimensión: "Dios seguramente estaba orgulloso de tu padre […] Habla con tu padre". Estas palabras, impregnadas de ternura y esperanza, trascienden la doctrina religiosa para ofrecer consuelo a cualquier persona que haya perdido a un ser querido, independientemente de sus creencias. Un legado de amor y compasión que perdura más allá de la vida terrenal del Papa Francisco. Un recordatorio de que la bondad y el amor son el verdadero lenguaje universal que nos conecta a todos.
Fuente: El Heraldo de México