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21 de abril de 2025 a las 17:25

Adiós a la burocracia y la corrupción

En un México ávido de simplificación y transparencia, la nueva Ley Nacional para Eliminar Trámites Burocráticos y Corrupción se presenta como un faro de esperanza. Imagina un futuro donde la maraña de papeleos, las largas filas y la incertidumbre de los trámites gubernamentales sean cosa del pasado. Esta propuesta, anunciada por la Presidenta Claudia Sheinbaum y enviada al Congreso de la Unión para su debate y aprobación, promete una transformación radical en la forma en que interactuamos con las instituciones públicas. No se trata solo de digitalizar formularios, sino de repensar todo el sistema, desde la raíz, para hacerlo más eficiente, justo y accesible para todos.

Uno de los pilares fundamentales de esta ley es la homologación. ¿Cuántas veces hemos tenido que presentar la misma documentación una y otra vez en diferentes dependencias, como si cada una hablara un idioma distinto? Esta ley busca unificar los trámites, requisitos y tiempos de resolución en los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, creando un lenguaje común que beneficie tanto a ciudadanos como a empresas. Se acabaron las interpretaciones ambiguas, los requisitos contradictorios y las esperas interminables. La claridad y la predictibilidad serán la norma.

La lucha contra la corrupción es otro componente esencial. Al eliminar la discrecionalidad y establecer procesos transparentes, se cierran las puertas a la opacidad y al abuso de poder. Cada trámite, cada requisito, cada paso estará claramente definido, dejando menos espacio para la manipulación y las prácticas deshonestas. La ley no solo busca castigar la corrupción, sino prevenirla desde su origen, construyendo un sistema basado en la integridad y la rendición de cuentas.

La digitalización es la herramienta clave para lograr esta transformación. José Antonio Peña Merino, titular de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, ha trazado metas ambiciosas: reducir a la mitad los trámites, requisitos y tiempos de atención. En el ámbito estatal y municipal, la simplificación será aún más drástica, con la consolidación de un número limitado de trámites únicos. Imaginen la eficiencia y la agilidad que esto significará para los gobiernos locales.

Pero la digitalización no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar un objetivo mayor: facilitar el acceso a los derechos. La ley contempla la creación de un Portal Único Ciudadano de Servicios y Trámites, una ventanilla virtual donde podremos encontrar toda la información necesaria de forma clara y concisa. Además, un Sistema Nacional de Atención Ciudadana estará disponible para resolver dudas y brindar apoyo en cada etapa del proceso. La tecnología se pone al servicio de la ciudadanía, empoderándola y acercándola a las instituciones.

Esta ley representa un paso audaz hacia un futuro más justo y eficiente. Es una apuesta por la modernización del Estado, por la transparencia y por la participación ciudadana. El camino no será fácil, pero los beneficios potenciales son enormes. Un México con menos burocracia y menos corrupción es un México con más oportunidades para todos. La discusión en el Congreso será crucial para asegurar que esta ley se convierta en una realidad tangible que transforme la vida de los mexicanos. Es un debate que nos incumbe a todos, y del cual debemos estar pendientes para exigir que se priorice el bienestar común y la construcción de un país más próspero y equitativo.

Fuente: El Heraldo de México