
20 de abril de 2025 a las 22:30
¡Tu viejo billete aún vale!
La inflación, un fantasma que ha rondado la economía mexicana en diversas ocasiones, nos recuerda la importancia de entender la historia de nuestro dinero. En la década de los 80, México se enfrentó a una escalada de precios que llevó a cifras de inflación cercanas al 160%. Imaginen, los productos básicos costando miles de pesos, una situación que complicaba las transacciones diarias y generaba incertidumbre en la población. Para contrarrestar este fenómeno, el gobierno mexicano implementó una estrategia crucial: la creación de los "nuevos pesos".
El 1 de enero de 1993, una nueva era monetaria comenzó en México. Los "nuevos pesos", equivalentes a mil pesos de la época, entraron en circulación con el objetivo de simplificar las operaciones y devolver la confianza en la moneda. Este cambio no solo implicó la introducción de nuevos billetes y monedas, sino también un proceso gradual de retiro de las antiguas piezas. El billete de 20 "nuevos pesos" de la familia B, con la imagen de Andrés Quintana Roo y la zona arqueológica de Tulum, se convirtió en uno de los símbolos de esta transición.
El diseño de este billete, cargado de simbolismo histórico y cultural, representaba la nueva etapa económica del país. En su reverso, el dintel 45 de Yaxchilán y el mural del Templo de las Pinturas de Bonampak, ambas joyas arqueológicas de Chiapas, reforzaban la identidad mexicana y la riqueza de su patrimonio. Este billete, junto con otras denominaciones, circuló con la leyenda "nuevos pesos" y el símbolo "N$" hasta que, en 1996, el Banco de México (Banxico) decidió suprimir estas marcas, consolidando la nueva unidad monetaria.
A pesar de la eliminación de la denominación "nuevos pesos", Banxico aclaró en el año 2000 que estos billetes seguían teniendo poder liberatorio ilimitado. Esto significa que, incluso hoy en día, los billetes de la familia B y otras familias emitidas durante la transición, siguen siendo válidos para realizar pagos en todo el territorio nacional. Su valor no ha desaparecido, son un testimonio tangible de un momento crucial en la historia económica de México, un recordatorio de la lucha contra la inflación y la búsqueda de la estabilidad financiera. Conservarlos, más allá de su valor nominal, es conservar una parte de nuestra historia.
Es importante destacar que la validez de estos billetes no se limita a un mero tecnicismo legal. Representa la continuidad y la confianza en el sistema monetario mexicano. Banxico, al confirmar su poder liberatorio, reafirma el compromiso de mantener la estabilidad y el valor de la moneda a lo largo del tiempo. Esto nos recuerda la importancia de las instituciones financieras en la construcción de una economía sólida y confiable. Así que, la próxima vez que tengas en tus manos un billete de 20 pesos de la familia B, observa con detenimiento sus detalles, no solo es un medio de pago, es un fragmento de la historia económica de México, una historia de desafíos, adaptación y la búsqueda constante de un futuro próspero.
Fuente: El Heraldo de México