
21 de abril de 2025 a las 01:10
Trump: "No Bienvenidos" en México.
La sombra de la Estatua de la Libertad parece tambalearse ante la contundente campaña publicitaria que el gobierno estadounidense, encabezado por la figura imponente de la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ha desplegado no solo en su territorio, sino que ha extendido sus tentáculos hasta el corazón de México. Imaginen la escena: familias reunidas frente al televisor, disfrutando de la pasión del fútbol, de un América contra Mazatlán, un Toluca contra Cruz Azul, y de pronto, irrumpe en la pantalla el rostro serio de Noem, con un mensaje que resuena como un eco amenazante en los hogares mexicanos: "Si estás pensando en ingresar a América ilegalmente, ni siquiera lo pienses". Un balde de agua fría en medio del fervor deportivo. No es un simple anuncio, es una declaración de guerra contra la esperanza, contra el sueño americano que durante décadas ha latido en el pecho de tantos.
La estrategia, cuidadosamente orquestada, no se limita a la televisión abierta. Se infiltra en las redes sociales, en YouTube, como un virus que se propaga silenciosamente, sembrando la duda y el temor. La imagen de personas detenidas, con la mirada perdida, se convierte en un símbolo, en una advertencia. El mensaje, repetido hasta la saciedad, busca grabarse a fuego en la mente de quienes buscan un futuro mejor: "Si vienes a nuestro país y rompes nuestras leyes, te cazaremos". Palabras que resuenan con la crudeza de una cacería, deshumanizando a quienes se atreven a desafiar las fronteras.
Noem, con la convicción de quien cree estar del lado correcto de la historia, agradece al presidente Trump por "asegurar la frontera y poner a Estados Unidos primero". Un discurso nacionalista que encuentra eco en ciertos sectores, pero que genera un profundo malestar en otros. La inversión millonaria en esta campaña publicitaria no es un gasto, es una inversión en miedo. Un miedo que se propaga como una epidemia, paralizando a quienes se atreven a soñar con cruzar la frontera.
La polémica se intensifica con la figura de Kilmar Ábrego, un migrante salvadoreño deportado a pesar de contar con protección legal, un caso que se convierte en la punta del iceberg de un sistema que parece fallar, que parece ciego ante la injusticia. La deportación de Ábrego no es un caso aislado, es un síntoma de una política migratoria que prioriza la seguridad por encima de los derechos humanos. La presión del gobierno de Trump sobre el gobierno mexicano, las "listas de acciones" entregadas a Claudia Sheinbaum, se interpretan como un intento de externalizar el problema migratorio, de convertir a México en un muro de contención.
La disonancia entre las palabras de elogio de Noem hacia los esfuerzos de México en materia de migración y la imposición de estas "listas de acciones" crea una tensión palpable, una sensación de que la cooperación se da bajo la sombra de la coerción. La campaña publicitaria, con su mensaje amenazante, no solo busca disuadir la migración, sino también enviar un mensaje claro a México: la responsabilidad de frenar el flujo migratorio recae, en gran medida, sobre sus hombros.
Mientras tanto, la imagen de la Estatua de la Libertad, símbolo de la acogida y la esperanza, se desdibuja en el horizonte, opacada por la retórica del miedo y la exclusión. La pregunta que queda en el aire es: ¿qué tipo de América se está construyendo sobre los cimientos del temor y la represión?
Fuente: El Heraldo de México