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20 de abril de 2025 a las 18:25
Tragedia Escolar: 5 Niños Fallecen en Incendio
La tragedia se cierne sobre Uncía, un pueblo minero en el corazón de Bolivia, dejando una profunda herida en la comunidad. El eco de las sirenas y los gritos desesperados aún resuenan en las calles, tras el horroroso incendio de un autobús escolar que cobró la vida de cinco jóvenes estudiantes y dejó a otros siete luchando por sus vidas. El miércoles pasado, frente a la unidad educativa, la escena que debía ser de risas y reencuentros se transformó en una pesadilla. Un autobús escolar, adaptado de forma clandestina para funcionar con GLP, se convirtió en una trampa mortal. Dos cilindros de gas, instalados irregularmente para alimentar el motor, se convirtieron en bombas de tiempo. Una fuga, una chispa, y el vehículo se transformó en un infierno en cuestión de segundos.
El testimonio del vocero de la policía en Potosí, Limbert Choque, congela la sangre: "Al momento de encender el vehículo, se incendió". Ocho estudiantes lograron escapar a través de las ventanas, abriéndose paso entre el humo y las llamas, con la desesperación grabada en sus rostros. Pero cinco niños no tuvieron la misma suerte. El humo denso y el fuego implacable les impidieron escapar, encontrando la muerte en el interior del autobús. Sus cuerpos calcinados, un testimonio mudo de la tragedia, fueron recuperados por las autoridades.
La escena frente a la escuela era dantesca. Padres, profesores y vecinos, impotentes ante la ferocidad del incendio, intentaban desesperadamente rescatar a los niños atrapados. El recuerdo de las llamas devorando el autobús, de los gritos de auxilio que se apagaban lentamente, quedará grabado para siempre en la memoria de la comunidad.
Los siete sobrevivientes, con quemaduras graves que cubren gran parte de sus cuerpos, luchan por sus vidas en los hospitales de Llallagua y Oruro. Los médicos trabajan incansablemente, pero el pronóstico es reservado. La angustia se apodera de las familias, que se aferran a la esperanza mientras esperan noticias de sus hijos. Cada minuto que pasa es una eternidad, una batalla contra el tiempo y la gravedad de las lesiones.
Este terrible accidente ha desatado la indignación y la preocupación en todo el país. Organizaciones de padres de familia y defensores de los derechos de la niñez exigen respuestas. ¿Cómo es posible que un vehículo en estas condiciones, con adaptaciones ilegales y poniendo en riesgo la vida de los estudiantes, estuviera prestando servicio? Se clama por una revisión exhaustiva del transporte escolar, especialmente en las zonas rurales, donde la falta de recursos a menudo obliga a utilizar vehículos en mal estado. La seguridad de los niños no puede ser negociable.
El gobierno boliviano ha declarado duelo en la región y ha prometido brindar apoyo a las familias afectadas. Sin embargo, ninguna palabra, ninguna ayuda económica, podrá llenar el vacío dejado por la ausencia de estos jóvenes. La tragedia de Uncía es un llamado a la conciencia, una dolorosa lección que debe impulsar un cambio profundo en el sistema de transporte escolar para que una tragedia como esta no vuelva a repetirse. La memoria de estos cinco niños debe ser un recordatorio constante de la importancia de la seguridad y la responsabilidad en el cuidado de las futuras generaciones. Uncía llora a sus hijos, y Bolivia entera se une al dolor de la comunidad minera.
Fuente: El Heraldo de México