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21 de abril de 2025 a las 00:55

Pelea en Pumas: ¿Se van a los golpes?

La tensión se palpa en el aire. Un silencio incómodo, roto solo por los murmullos de la afición que abandona el Universitario. La derrota ante Tigres, aunque no impidió la clasificación al Play-In, ha dejado profundas heridas en el seno del Club Universidad Nacional. No se trata solo del resultado, sino de la implosión, de la fractura expuesta ante la mirada atónita de todos. Las imágenes hablan por sí solas: Quispe, con el rostro desencajado, encarando a Bennevendo; Silva, mediando entre los compañeros; Ruvalcaba y Funes Mori, con la frustración desbordada, dirigiéndose a un Quispe que parece el epicentro de la tormenta. Carrasquilla, con la templanza que lo caracteriza, intenta poner paños fríos a una situación que amenaza con incendiarse.

¿Qué ha pasado realmente en el vestidor de Pumas? ¿Es solo la presión de un final de torneo apretado? ¿O hay algo más, una grieta más profunda que se ha ido ensanchando con cada partido, con cada tropiezo? La incertidumbre se cierne sobre el equipo. La clasificación al Play-In es un logro, sí, pero ¿de qué sirve si el equipo está roto por dentro? La unidad, la cohesión, ese espíritu de equipo que tantas veces ha sacado a Pumas adelante, parece haberse desvanecido.

Las redes sociales arden. El video del altercado entre Quispe y Bennevendo corre como la pólvora. Los aficionados, divididos entre la preocupación y la indignación, exigen explicaciones. ¿Qué dice la directiva? ¿Qué dice el cuerpo técnico? El silencio oficial solo alimenta las especulaciones. Algunos hablan de diferencias irreconciliables, de egos desmedidos, de un liderazgo ausente. Otros, más optimistas, apelan a la capacidad del equipo para superar la adversidad, para cerrar filas y enfocarse en el objetivo: la Liguilla.

El camino no será fácil. Juárez o Rayados esperan en el Play-In, y Pumas tendrá que jugar como visitante. Un reto mayúsculo para un equipo que parece haber perdido el rumbo. Más allá de la estrategia, de la táctica, la clave estará en la reconstrucción del vestuario, en la recuperación de la confianza, en la unión del grupo. ¿Podrán los jugadores dejar atrás sus diferencias y remar todos en la misma dirección? El futuro de Pumas en el Clausura 2025 depende de la respuesta a esta pregunta.

La presión es enorme. La afición, ávida de triunfos, espera una reacción. El tiempo corre en contra. El Play-In está a la vuelta de la esquina. ¿Será capaz Pumas de exorcizar sus demonios y volver a rugir con la fuerza de antaño? Solo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, la incertidumbre y la tensión siguen reinando en el Pedregal. Un silencio pesado, premonitorio, se cierne sobre el equipo. El futuro es una incógnita. La esperanza, un tenue hilo al que se aferran los aficionados. El rugido de Pumas, por ahora, se escucha apagado, lejano.

Fuente: El Heraldo de México